Me enteré por un compañero que vino a contarme, “¿no sabes?” Me dijo. “¿Qué cosa?” “¿Qué pasó?” “¿Por qué estás así?” Le pregunté. “La Mónica fue detenida en España”. “¿en serio?” Le preguntaba mientras se me agitaba el corazón. “¿y cómo?”. “La detuvieron con el Cariñoso en Barcelona por poner una bomba”, me dijo. “Pero, ¿y los pillaron in fragatti?”-. “No, los medios dicen que los estaban investigando”.
Otra vez pasa lo mismo. Compañerxs golpeadxs por la represión. No es de esperar que donde nos encontremos intentarán buscarnos, relacionarnos con ataques explosivos, nos harán saber que no tenemos espacio en este mundo. El mensaje es claro, quien se atreva a irrumpir en esta realidad, quien se atreva a cuestionar, a plantearse en contra de este mundo de explotación y dominación, en la idea y en los hechos, tiene sinceramente los días contados. Los caminos son ya conocidos: persecución, cárcel, quedar herido, ser clandestino o simplemente muerto. Pues son las consecuencias de una guerra a muerte. Sin embargo, nada puede ser más ofensivo que nuestras convicciones.
Hoy, nos enfrentamos a un nuevo golpe que llega a nuestros corazones, nos duele. Alguien dijo alguna vez que quienes tenemos el corazón para luchar somos más susceptibles al dolor, pero también es cierto que nuestro dolor se transforma en rabia y nuestra rabia… Nuestra rabia sin miedo a vivir intensamente cada momento de nuestras vidas, para finalmente decir parafraseando aquel conocido texto: “hoy puedo decir finalmente, que he vivido”.
No importa si la bomba a la Basílica de donde sea que exista, fue o no, atacada por los compañerxs. Nunca debe importarnos mayormente. La anarquía desborda las lógicas legal/ilegal, culpable/inocente, pues somos enemigos del poder y cualquier medio de lucha es un ataque, desde el rayado en las paredes hasta los artefactos explosivos. Por otra parte, el poder al verse amenazado, siguiendo la lógica antes expuesta y como la historia nos lo cuenta, no le importará encarcelar a compañerxs si con tal de frenar o detener las diferentes expresiones de lucha se trata. Más bien, lo que importa es que cada acto de lucha contra el poder, la dominación que arrastra nuestras vidas a la miseria, es sumamente urgente y necesario. Es la hermosa peste negra que crece cada vez más y con mayor fuerza. Y que quede bien claro, nuestra rabia se extenderá hasta que no quede ningún vestigio de autoridad.
Me gustaría que estas palabras, sean un gesto de amor a lxs detenidxs la madrugada del 13 de noviembre pasado en Barcelona y sobre todo con mucho cariño a Mónica y Francisco, un poco de oxígeno en la prisión en que hoy se encuentran, pues no existe frontera alguna que pueda separarnos en las convicciones que mueven nuestras ideas. No existe cárcel alguna que detenga la lucha contra el poder ni mucho menos borrego alguno que pueda callar nuestro sentir antiautoritario.
La ofensiva del poder que nuevamente cae sobre nuestrxs compañerxs, no puede quedar así sin más. Este es el momento de agudizar el conflicto y redoblar nuestros esfuerzos para atacar con más fuerza los símbolos del poder y difundir las ideas de libertad. “Si nos tocan a unx nos tocan a todxs” saquemos la rabia a las calles en defensa de nuestrxs compañerxs, considerando que la solidaridad como valor revolucionario, es decir también, como práctica cotidiana, implica necesariamente seguir luchando con todos los medios disponibles a nuestro alcance.
¡¡¡Guerra social en todas partes, hasta la liberación total!!!
Anónimx.
