santiago, chile: Ante la ofensiva del enemigo, nuestra mejor defensa es el ataque.

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“Sin certeza de lo que vendrá, pero sin vacilaciones contra el poder”
Palabras del compañero anarquista Francisco Solar, preso en España. Diciembre 2013)
«Permanecer todavía a la defensiva significa enterrar un poco más la posibilidad de una transformación revolucionaria, cada día mientras la dominación se mantiene. Se trata de tomar la iniciativa y pasar al asalto. Ya no por demostrarle nada al poder, ni para reclamar la atención de las cámaras (…) sino para golpear y destruir las estructuras y los hombres que encarnan la autoridad. Como una corriente subterránea que socava los edificios milenarios de la civilización.»

(Texto extraído de “Salto, subversion & Anarchie nº3”, Bruselas)

La detención de l@s compañer@s Mónica Caballero y Francisco Solar en España, acusad@s -junto a otros tres compañer@s investigad@s -de atentar contra una iglesia – algo que l@s poderos@s llaman “delito terrorista”- nos ha llenado de tristeza y rabia. La fraternidad revolucionaria nos lleva a empatizar con ell@s como compañer@s que hoy se encuentran secuestrad@s en un país lejano con medidas especiales de confinamiento (FIES 2) y con toda una maquinaria represiva y comunicacional criminalizando sus vidas.
Sin embargo, a pesar de los sentimientos y emociones adversas, sabemos que en la lucha por la destrucción de la autoridad nuestro enemigo – globalmente organizado- se esfuerza en aniquilar por todos los medios posibles y en cualquier parte del mundo a quienes resistimos y pasamos a la ofensiva contra la dominación.

Ante esto, como Sin Banderas Ni Fronteras, creemos que el momento amerita alzar la voz de manera especial y pasar a la acción desde una perspectiva solidaria multiforme que, junto con abordar el caso concreto de compañer@s como Mónica y Francisco, aporte sobre todo en propagar y profundizar el antagonismo activo contra el poder y su sociedad.
Para esto, es esencial primero analizar la jugada represiva acontecida en España concibiéndola como parte de la histórica venganza y persecución del poder contra quienes le combaten y quienes no se arrepienten de sus posiciones de lucha, y no como un mero capricho o ensañamiento de ciertas autoridades. Pero junto a esto, es esencial también poner atención al escenario configurado por el enemigo en Chile, que ha iniciado una nueva operación comunicacional contra los sectores radicales del entorno anárquico.

Y es que del escenario configurado en Chile no se ha hablado mucho hasta el momento y tal vez l@s compañer@s en el extranjero no se han enterado de él, pensándose quizás que el único foco de interés por parte del Estado de Chile está puesto, en este caso, sobre Mónica, Francisco y l@s demás compas en España. Pero lo cierto es que con nuevos y viejos elementos el enemigo intenta hoy también en Chile configurar un nuevo escenario mediático contra ciertos sectores anarquistas, de esos escenarios que usualmente preceden a las operaciones represivas contra compañer@s y entornos de lucha antiautoritari@s, sobre todo a partir de la muerte del compañero anarquista Sebastián Oversluij y la detención de dos de sus compañeros en medio del atraco a un banco el 11 de diciembre pasado.

Cómo se ha estado expresando dicha ofensiva del poder, es lo que nos interesa analizar. Por supuesto que partimos del hecho de que del enemigo no esperamos más que su hostilidad y represión. Por eso las siguientes reflexiones apuntan en el sentido de aportar al análisis para reflexionar/entender el momento y pasar a la acción desde la perspectiva insurrecta de la ofensiva antiautoritaria contra el poder.

La guerra es lo que hay.

“(…) hacemos tangible, una vez más, akella hermosa práctika subversiva altamente kriminalizada: el amor, respeto y solidaridad entre pares, lejos de toda fetichización iconográfica o martirización panfletaria, promovemos la articulación konciente e instintiva de redes de komplicidad en el kotidiano de la lucha kontra el poder y toda autoridad.”
(Freddy Fuentevilla, Juan Aliste y Marcelo Villarroel, Hans Niemeyer, Carlos Gutiérrez Quiduleo. En huelga de hambre de 5 días en solidaridad con Mónica y Francisco Diciembre 2013)

«Lxs anarquistas siempre serán enemigxs del Poder (…) Por lo tanto, es inútil pensar que lxs que están contra el poder (…) puedan tener una vida fácil.»
(Texto en solidaridad con Nicola Gai y Alfredo Cospito, compañer@s pres@s en Italia por disparar en la pierna del gerente de la empresa Ansaldo Nucleare)

Partimos considerando que Mónica y Francisco son compañer@s antiautoritari@s que en Chile fueron absuelt@s del llamado “Caso Bombas” en 2012. Contra ell@s se hace evidente que el Estado de Chile, como ente opresor y enemigo de la libertad, está desarrollando su accionar dentro de la histórica dinámica de persecución y castigo contra rebeldes y revolucionari@s, lo que se expresa en este caso bajo la forma de una venganza internacional contra quienes expresan un modo de vida en permanente lucha contra la dominación. Y si bien esta dinámica represiva se ha desarrollado a través de la historia con diversos alcances y niveles, en el caso de Mónica y Francisco es posible identificar algunos elementos concretos que hay que considerar. Por ejemplo:

Persecución y castigo por una postura de vida antiautoritaria.

Venganza internacional por atreverse a mantener dicha postura de lucha a pesar de haber sido encarcelad@s anteriormente por sus ideas y prácticas de vida, con la excusa de ser partícipes de atentados explosivos.

Creación de un cerco represivo, social y mediático que apunta a generar temor entre las posibles voluntades solidarias y a aíslar a l@s compañer@s dejándol@s sol@s en manos de la represión.

Difusión de infamias y condenas mediáticas contra quienes se identifican con las ideas y prácticas anárquicas de ofensiva, para generar temor y aislamiento respecto a todo el entorno de ideas y prácticas antiautoritarias, intentando aislar sobre todo a l@s compañer@s que levantan actividades abiertas con ideas insurrectas.

Como ya dijimos, esta dinámica represiva no nos sorprende pues forma parte del histórico accionar contrarrevolucionario de los Estados, y más específicamente, forma parte de la tradición de estrategias contrainsurgentes que se propagaron en los Estados de occidente desde la segunda mitad del siglo XX para combatir a los diversos movimientos revolucionarios a través de regímenes dictatoriales o en sistemas democráticos como en la actualidad.

También la complicidad y cooperación represiva entre estados y la persecución internacional contra compañer@s se manifiesta como una práctica desarrollada históricamente por l@s poderos@s.

En el caso de la detención de Mónica y Francisco, fue el mismo jefe de los aparatos de inteligencia policial del estado de Chile, quien viajó a Europa para colaborar con antecedentes que sirvieran para justificar las detenciones y alimentar la idea de una organización criminal internacional de terroristas anarquistas. Para esto – y como se difundió en la prensa de Chile- este jefecito de la inteligencia también se reunió con representantes de la represión de México, Grecia, Italia, Bélgica y otros países, para analizar el fenómeno del anarquismo insurreccional y coordinar acciones conjuntas para golpear a escala local y global a la ofensiva antiautoritaria.

Pero por mucha propaganda y alarde que el poder haga de sí mismo, se trata ni más ni menos de la misma lógica histórica de cooperación y coordinación represiva entre Estados de la cual hay ejemplos conocidos. Ejemplos como la represión internacional contra l@s anarquistas europe@s de comienzos del siglo XX, fraguada para frenar con medidas conjuntas (como la creación de leyes especiales y el endurecimiento de condenas) las acciones de revuelta y conspiraciones anarquistas impulsadas por compañer@s afines a la idea de “la propaganda por los hechos”.

O como la represión articulada internacionalmente que se desarrolló durante las dictaduras cívico-militares de la década del ‘70 en el Cono Sur de América, con la implementación del llamado “Plan Cóndor”, que permitió golpear a los grupos revolucionarios y guerrilleros de países como Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay Brasil a través del traspaso de información entre los órganos de inteligencia, intercambio de prisioner@s entre los Estados y desarrollo de operaciones represivas de gran envergadura para ocultar el aniquilamiento y desaparición forzada de l@s prisioner@s.

La misma dinámica de colaboración se dejó ver cuando el Estado argentino capturó en 2008 en su territorio a los compañeros Freddy Fuentevilla, Marcelo Villarroel y a Juan Aliste en 2010, quienes se encontraban prófugos del estado de Chile tras ser acusados de atracar un banco y asesinar un policía en 2007. Los compañeros, luego de pasar una estadía por las cárceles argentina, fueron trasladados a Chile como prisioneros de guerra, con un gran despliegue de parte del enemigo y hoy enfrentan con dignidad combatiente un escenario juicio oral tras más de 3 años de prisión preventiva en las cárceles del Estado de Chile.

Y esa misma lógica- la colaboración represiva internacional -se ha expresado en recientes operaciones represivas contra compañeros de Italia (como Osadía, 2013), en donde los fiscales han incorporado acusaciones contra compañer@s pres@s en el extranjero como Marco Camenish, Gabriel Pombo Da Silva y l@s compañer@s encarcelados en Grecia de la Organización Revolucionaria Conspiración de las Céluas del Fuego. En este caso la jugada represiva busca ampliar la represión contra la ofensiva antiautoritaria a nivel Europeo, alimentando los delirios de los fiscales castigando la solidaridad internacional y buscando sumar más años de prisión sobre l@s compañer@s.

Todos estos ejemplos son parte de la dinámica antes mencionada la cual, como hemos dicho, ha sido parte del histórico enfrentamiento contra la dominación, y no «abusos» o «excesos» cometidos por el poder

Pero así como esa dinámica no debiera sorprendernos, tampoco puede pillarnos desprevenid@s o mantenernos indiferentes cuando se está desarrollando justo al frente a nuestros ojos.

El rol de la alianza entre la prensa y la inteligencia policial.

«Cuando hablamos de represión mediática y policial no nos referimos a que a veces la prensa actúa de manera «policial» o que la policía se aprovecha de su influencia en la prensa. (…) la prensa apunta y la policía dispara, pero a las armas no las carga el diablo sino la prensa y la policía al unísono.»
(Texto de anarquistas de España en solidaridad con Mónica, Francisco y l@s compas detenid@s y procesad@s por el ataque reivindicado por el Comando Insurreccional Mateo Morral. Noviembre 2013)

Desde la detención de Mónica, Francisco y otr@s tres compañer@s en España el día 13 de noviembre, los medios de comunicación chilenos que cooperan con el poder han intensificado la producción de notas de prensa y reportajes sobre el caso de l@s compañer@s y sobre la realidad actual del anarquismo en Chile.

A través de esas noticias y reportajes se ha difundido la versión oficial del gobierno, que celebra las detenciones y se muestra orgulloso por los aires de victoria que les significó la detención de Mónica y Francisco en el extranjero tras el fracaso jurídico del “Caso Bombas” (el cual estuvo marcado por la falta de pruebas que pudieran comprobar la participación de l@s acusad@s en la colocación de artefactos explosivos, y no por “errores de procedimiento” como intenta mostrar el gobierno).

Con esto, se intenta hacer creer a las personas que el Estado y sus sirvientes estaban en lo correcto al acusar a l@s compañer@s en el «Caso Bombas».

Por su parte, la prensa aporta con la configuración de un contexto anti anarquista con entrevistas al miserable ex fiscal del “Caso Bombas” y reportajes sobre el estado actual de las okupas y centros sociales allanadas durante la operación represiva de Agosto de 2010, entre otras noticias y reportajes similares.

Sin embargo, ha sido un periódico en particular (“La Segunda”) al cual la inteligencia policial ha encomendado actualmente la misión de ser su vocero principal, entregándoles a l@s periodistas un guión perfecto escrito en las oficinas policiales que se vende como relato de la verdad que el poder pretende imponer y difundir.

Esta alianza entre medios de prensa y aparatos de inteligencia tampoco es nueva en la historia. Basta con recordar la forma evidente en que fiscales y policías de inteligencia se apoyaron en la prensa (principalmente el diario “El Mercurio” y luego “La Tercera”) para preparar el terreno comunicacional que justificara la detención de l@s 14 compañer@s por el ”Caso Bombas”, difundiendo como válida la invención de la fiscalía sobre la existencia de una asociación ilícita terrorista, acusación desechada posteriormente en el juicio contra l@s compañer@s.

Hoy, con una estrategia ya conocida, los agentes de la inteligencia policial chilena – principalmente la Dirección Inteligencia Policial de Carabineros (DIPOLCAR)- reciclan viejos informes/guiones de inteligencia mostrándolos como grandes hallazgos investigativos recientes, los que junto a unos cuantos nuevos elementos son utilizados para reforzar en una nueva ofensiva comunicacional tesis policiales que ya fueron invalidadas judicial y socialmente, además de toda una serie de infamias y ataques a la praxis antiautoritaria de corte insurreccional. Exponemos esto no con un afán victimista sino con el objetivo de aportar al análisis del contexto analizándolo en sus diversos elementos para proyectar la lucha y no quedarnos en el inmovilismo. En este caso, nos interesa identificar algunos elementos con que opera el poder en sus intentos por extirpar la insurrección del territorio dominado por el Estado Chileno. Así, la estrategia del enemigo a través de la prensa se ha enfocado en lo siguiente:

La idea de la existencia de una organización terrorista anarquista con logística internacional.

La configuración de la falsa polaridad entre anarquistas “buen@s” y “mal@s”, “teóric@s” y “práctic@s”, “sociales” y “vanguardistas”, representados respectivamente – según el discurso estratégico del enemigo- por los que desarrollan trabajo intelectual y de inserción social y por quienes ponen bombas reivindicadas en sitios web anarquistas.
La idea de la existencia de líderes entre los anarquistas insurreccionales, tras los cuales estarían antiguos militantes de organizaciones de guerrilla urbana marxista que supuestamente reclutan, adoctrinan y preparan para la colocación de bombas a jóvenes que se han vinculado al anarquismo por sus problemas y frustraciones personales.
El vaciamiento del contenido integral de la praxis antiautoritaria insurreccional, reduciéndola al solo ejercicio de la colocación de artefactos explosivos.
Todos estos elementos forman parte de la estrategia del enemigo para atacar y aislar las ideas y prácticas antiautoritarias insurreccionales, apuntando directamente a los entornos de lucha anárquica e intentando impedir por todos los medios su conexión con otras luchas y actores movilizados, evitando así la generación de contextos de agitación, revuelta y descontrol generalizados.

El rol de los “anarquistas buenos”. ¿Quién es el vanguardista?

Nadie puede creer que la revolución social y la subversión serán únicamente obra de los grupos de acción. No son ni más ni menos lo que son y lo que son capaces de hacer: un poco de levadura en la fermentación social, un poco de coraje y de determinación frente a la resignación y la colaboración, algunas sugerencias respecto a la identificación del enemigo (…) Pero individualmente, es la gran aventura de una vida diseñada como revuelta, el sentimiento dulce de palpar a veces la coherencia entre lo que pensamos y lo que hacemos. La revuelta es la vida.
(Texto extraído de “Salto, subversion & Anarchie nº3”, Bruselas)

Es bajo la estrategia antes mencionada que el poder ataca la idea de la insurrección y la revuelta entendida como una praxis contagiosa, reproducible y apropiable por cualquier persona dispuesta a pasar a la ofensiva con todos los medios posibles contra la dominación. Por eso el enemigo se esfuerza también por silenciar y negar el carácter multiforme de la lucha antiautoritaria, mostrando a l@s insurrect@s como seres ajenos a la realidad, y a la insurrección como obra de especialistas político-militares como los existentes en las viejas y nuevas organizaciones jerárquicas de la izquierda armada.

Al mismo tiempo, l@s mism@s agentes represores validan la existencia de organizaciones anarquistas que no asumen una postura de ofensiva contra la dominación, esas que desarrollan su actividad política buscando y reproduciendo espacios de poder como lo han hecho desde años ciertas organizaciones de tendencia anarquista/ “libertaria” en este y otros territorios. A estas organizaciones se les muestra como “anarquistas buen@s” porque rechazan la idea del ataque minoritario contra el Estado y la dominación, ya sea como palabra, propaganda o acción directa. Desde años ya que estos grupos han tenido éxito en aparentar una imagen pacífica mostrándose ante los ojos de los aparatos de inteligencia como jóvenes inofensiv@s, mostrando su estrategia de disputa de espacios de poder e “inserción en las masas” como formas superiores de acción y renegando del rol que ha jugado dentro de la historia de la lucha anarquista la acción directa minoritaria. Hasta ahí existen diferencias que podemos aceptar, pero lamentablemente algunas de estas organizaciones que se hacen llamar «libertarias» terminan por cuadrarse con las posturas del enemigo al condenar a los grupos de acción anarquista, acusándolos de «vanguardistas» (grupos que en la teoría y la práctica se han expresado contrarios a las vanguardias y a toda autoridad), y negando cualquier vínculo y solidaridad con los sectores más autónomos y radicales del entorno anárquico. Así es como estos libertari@s intentan mostrarse como único y mejor referente de la lucha anarquista. ¿Quién es vanguardista?

Por último, el enemigo, a través de sus serviles periodistas, recurre nuevamente a la táctica de exponer mediáticamente las vidas de compañer@s ya conocid@s, como los compañer@s acusad@s y absuelt@s en el Caso Bombas y el compañero Luciano Pitronello, vengándose así por su decisión de seguir en pie de lucha y por la solidaridad que han demostrado con otr@s compañer@s encarcelad@s.

Con todo esto, se criminalizan las relaciones sociales y las posturas de vida antiautoritarias, mostrándolas como aberraciones solo entendibles dentro del marco de una estructura criminal y terrorista compuesta por individu@s con problemas personales y mentales, como si de sectas armadas se tratase.

Y esto es lo que hay.

La diferencia cualitativa entre leer las circunstancias afrontándolas con dignidad y generar nuestras propias circunstancias como protagonistas de la ofensiva contra el poder.

» (…) lo que se intenta desactivar es que esta violencia política, insurgencia de baja intensidad, confluya con escenarios de conflictividad social ascendente, es decir que no se produzca una especie de superposición de focos de conflicto con ingredientes de violencia política que pudiesen tener un peligroso efecto multiplicador de estas acciones descentralizadas, simples y sin gran despliegue de medios materiales.»
(Palabras del compañero Hans Niemeyer, encarcelado por colocación de artefacto explosivo, para la presentación del libro «Estruendo, la asociación ilícita terrorista en la legislación chilena a la luz del Caso Bombas» del compañero Julio Cortés. Noviembre 2013)

Ante todo esto que hoy pasa frente a nuestros ojos surge la tradicional pregunta sobre qué hacer, cómo enfrentarnos a toda esta maquinaria despiadada y pensada por el enemigo para aniquilar todo germen de revuelta y libertad.

Para nosotr@s, una postura de guerra amerita respuestas inmediatas y concretas surgidas del análisis y la reflexión colectiva, pero que ante todo parten de la voluntad individual por pasar a la ofensiva y contrarrestar el avance de las posturas del enemigo. Para esto, es esencial negarle cabida al silencio y reafirmar nuestro posicionamiento antiautoritario de ofensiva contra el poder puliéndolo en discurso y práctica en la interacción con nuestr@s compañer@s y difundiéndolo a un nivel más amplio para aportar de una manera efectiva a contrarrestar el aislamiento y las infamias promovidas por el poder.

Consideramos entonces como algo imprescindible ligar la solidaridad con l@s compañer@s detenid@s y procesad@s en España y otros lugares con el contexto más amplio de la guerra social y, dentro de eso, con el contexto de la ofensiva antiautoritaria acá en Chile. Así, con una proyección que apunta a la expansión y agudización de la lucha, insertamos nuestro accionar en el marco histórico del continuo enfrentamiento con las fuerzas del dominio y evitamos correr el riesgo de separar el apoyo a nuestros compañer@s del contexto amplio de la lucha global contra el poder.

En base a esto, creemos que hoy es esencial reafirmar, reforzar, defender y difundir los planteamientos propios de la lucha antiautoritaria insurreccional que han sido vapuleados por el enemigo y que han sido forjados al calor de la experiencia histórica desarrollada por divers@s compañer@s en este y otros territorios y tiempos. Estos planteamientos – como ideas y prácticas- se han desarrollado en las dos últimas décadas en el contexto local de Chile, entre otras cosas, a través de la superación y negación crítica de los paradigmas de la teoría y acción del marxismo leninismo, del vanguardismo (armado y no), de las organizaciones jerárquicas y de la idea de la toma del poder como estrategia de lucha revolucionaria.

Por eso hoy es necesario reafirmar y defender con más fuerza que nunca algunas de nuestras ideas primordiales:

Que la insurrección antiautoritaria se plantea como una condición necesaria para el derrocamiento del poder en nuestras vidas y la construcción de la vida en libertad, rechazando la concepción marxista leninista de la insurrección entendida como un contexto de desestabilización del orden social previo paso a la toma del poder para el establecimiento de nuevos regímenes autoritarios.

Que la insurrección antiautoritaria -como proceso permanente de liberación- no es obra de especialistas de la revolución sino de personas que simplemente han dejado las excusas que aplazan el conflicto directo con l@s enemig@s de la libertad y han decidido no esperar por supuestas “mejores condiciones” para pasar a la ofensiva contra las fuerzas de la dominación.

Que una concepción antiautoritaria de la insurrección no establece jerarquías ni en las formas de organizarse ni en los medios a utilizar, ni se basa en la utilización de una única forma de ataque, sino que considera que todo acto antiautoritario es un aporte a la destrucción del poder y la construcción de una vida libre de dominación.

Que desde una óptica de ofensiva antiautoritaria multiforme, todos los medios de lucha son válidos y necesarios siempre y cuando no transen con las lógicas del poder y su objetivo apunte a la construcción presente de una vida basada en valores de libertad por medio de la destrucción de toda forma de autoridad.

Que la valoración de un acto pasa por su contenido antiautoritario de ofensiva y no necesariamente por los materiales utilizados o el daño material que generan en el entramado de la dominación. De ahí que libros, reflexiones, bibliotecas, barricadas, asambleas barriales, propaganda impresa, atentados incendiarios, explosiones y otros tipos de acciones han sido, son y serán formas de expresión de la lucha antiautoritaria insurreccional si su objetivo no es transar con l@s opresores/as sino que la liberación total que amerita de la destrucción de toda forma de poder y autoridad.

Todo lo dicho anteriormente representa un avance cualitativo respecto de las antiguas concepciones izquierdistas y militaristas en torno a la lucha y favorece una concepción antiautoritaria e iconoclasta. Así evitamos el error de caer en el fetiche de las herramientas que otorga más importancia a unas u otras. Esto es tremendamente importante, pues los mismos materiales y herramientas han sido usados a través de la historia con motivos diversos y hasta opuestos. Ejemplo de ello fue cómo hace un par de años en Chile l@s carceler@s levantaron barricadas exigiendo mejores salarios y más medidas seguridad en las prisiones. Situaciones como aquella demuestran que es el objetivo que mueve a una acción lo que principalmente nos hermana con quienes la realizan pues los hechos no hablan por sí solos.

Toda esta concepción de lucha desarrollada en múltiples formas no quiere decir tampoco que los mism@s compañer@s estén detrás de todo tipo de acciones. Tampoco quiere decir que haya que especializarse en uno u otro método de lucha. Lo que se plantea más bien es que la lucha antiautoritaria y los actos de revuelta pueden ser realizados por cualquier persona que decida pasar a la acción según sus posibilidades y sus capacidades, pero que siempre es posible y necesario desarrollar nuestras cualidades en todo sentido, apuntando a ser mejores en la lucha tensionándonos permanentemente para agudizar en paralelo nuestro discurso y nuestra capacidad de acción. Así es como la insurrección antiautoritaria se desarrolla de manera multiforme, sin sustentarse en una sola táctica ni en la dicotomía entre teoría y práctica.

Sin embargo, el enemigo, con su mentalidad jerárquica y autoritaria, no logra concebir la idea de una lucha y una vida sin jefes por la cual hayan individu@s que se arrojen a la acción al comprender la necesidad de destruir y atacar los valores, relaciones, estructuras y personas que sustentan la dominación. Por eso siempre el enemigo buscará e inventará líderes entre nosotr@s, porque al negar las posibilidades y capacidades de una rebelión autónoma la ideología del poder se hace propaganda y se fortalece reafirmándose a sí misma.

Y en toda esta dinámica de lucha, es iluso pensar en un tipo de enfrentamiento donde el Estado no nos ataque a nosotr@s y a las ideas y prácticas de libertad y rebelión que propagamos. Por eso es que la lucha contra un enemigo de tal envergadura nos hace tan dign@s y fuertes, siendo la misma historia del enfrentamiento con l@s opresores/as la que nos demuestra que en todo momento histórico es posible atacar y golpear al poder en diversos planos y con diversos medios. Pensar que el poder no puede ser atacado le otorga omnipotencia, y no actuar contra él le entrega impunidad y continuidad al proyecto de vida autoritario que valida la idea del control total sobre nuestras vidas.

Por eso es que una postura de ataque manifestada en la propaganda y la acción directa mira cara a cara al enemigo, conciente de las consecuencias de la lucha y oponiéndose al discurso de la victimización por las condiciones de opresión y de la obtención de mejoras dentro de la misma red de dominación.

Ya otr@s compas lo han dicho: el poder no caerá por sí solo, debemos golpearle. Golpear su ideología de la sumisión y la obediencia, golpear sus valores autoritarios, golpear sus edificios, a las estructuras y personas que sustentan la dominación. Golpear donde duele, allí donde se expresen relaciones de dominación, y no donde el golpe pueda ser recuperado en beneficio del enemigo y sus valores autoritarios.

Y el secreto está en comenzar en serio.

Con nuestras conciencias armadas de libertad. Ni un paso atrás en la lucha contra toda autoridad.

«La lucha anarquista revolucionaria consiste en una batalla continua contra toda forma de autoridad, un deambular sin fin en el duro camino de la libertad. Una condición de enfrentamiento frontal con los valores e ideales sociales existentes que esclavizan a las personas, llenándoles de miedo y vacilaciones. No somos un grupo social fuera de la sociedad o una auto-referente elite revolucionaria, pero si tenemos toda la persistencia y la rabia para abolir las relaciones autoritarias, usando como arma la consciencia, la solidaridad y el compañerismo.»
(Texto aparecido en afiche solidario con l@s compañer@s encarcelad@s en Grecia tras un doble atraco en Kozani en febrero de 2013.)

Cuando l@s poderos@s atacan las posturas de lucha y a quienes les dan vida, la respuesta más digna y consecuente con nuestros valores y objetivos es defender nuestras ideas impidiendo que el silencio sobre la situación deje a nuestr@s compañer@s en manos de la represión.

Para nosotr@s la mejor estrategia de defensa política sobre nuestr@s compañer@s es continuar pasando a la ofensiva extendiendo y agudizando la praxis de la liberación total y la insurrección multiforme contra el poder. Los elementos jurídicos (sentencias, pruebas, acusaciones) son elementos a considerar en la difusión de los casos de l@s compas pres@s, pero no son el argumento de defensa política de nuestra praxis de lucha, pues ésta no se sustenta en los marcos de dominación impuestos por el enemigo y su Estado de derecho. Al contrario, más bien va por sobre y contra esos marcos y contra las condiciones sociales y las responsabilidades colectivas e individuales que permiten y validan su existencia.

Cuando lo que el enemigo ataca es una posición de lucha, también es importante demostrar que la lucha continua a pesar de toda su maquinaria represiva, legal y mediática sobre l@s compañerxs y sobre la lucha anárquica en general.

Cada escenario de nuestra vida nos ofrece la posibilidad de demostrar que, a pesar de sus intentos, el poder no puede dominarnos a su antojo ni tampoco arrojarnos al fango del reformismo y la derrota.

Hoy el momento requiere agitar para dar valor a las decisiones de lucha que tanto ayer como hoy levantan nuestr@s compañer@s pres@s y perseguid@s, hermanándonos con ellas independientemente de si son responsables o no de lo que el poder les acusa, independientemente de si les conocemos personalmente o no. Porque lo que nos une es caminar por la misma senda de lucha, construida por un conjunto de ideas, valores y prácticas de vida antagónicas a las ideas, prácticas y valores de la sociedad del capital y la autoridad.
Hoy el momento brinda la posibilidad de demostrar nuestras convicciones y dar un paso más hacia delante en el conflicto con el poder por medio del crecimiento y fortalecimiento de nuestra lucha.

Aprendamos de nuestra pobre respuesta colectiva desde una postura de guerra tras el golpe represivo del “Caso Bombas” y hagamos de la solidaridad un arma cargada de memoria antiautoritaria y proyección insurreccional.

Enviamos saludos solidarios a Mónica, Francisco y l@s demás compas procesad@s en España. Agitaremos como insurrect@s solidari@s por su bienestar y para propagar las posturas de vida y de lucha que nos unen a pesar de las distancias físicas.

Enviamos fuerza a Freddy Fuentevilla, Juan Aliste y Marcelo Villarroel, quienes hoy enfrentan a jueces y fiscales acusados de atraco bancario y del asesinato de un policía en 2007. Enviamos fuerza también a Carlos Gutierrez Quiduleo, compañero que estuvo siete años prófugo por el mismo caso y que luego de ser capturado por la policía el 28 de noviembre se expresó gritando: “Viva la resistencia mapuche. Viva la resistencia anarquista”.

No olvidemos a Hans Niemeyer, quien con sus palabras nos ha dotado de fuerza y análisis certeros para agudizar la ofensiva contra el poder.

Llamamos a la solidaridad en la propaganda y al acción con José Miguel Sánchez, compañero que realizó una huelga de hambre para luchar contra los continuos traslados de los carceleros, como también ocurre con el compañero Alberto Olivares.

Contra estos y otr@s compañer@s y luchadores el poder desarrolla su venganza por las posiciones de lucha que han asumido tanto dentro como fuera de las prisiones. Que su actitud irreductible y sus gritos de guerra no se pierdan en el ir y venir de nuestra cotidianidad, que trasciendan con cada acción de propaganda y ataque.

Contra el miedo y el silencio.

A multiplicar las acciones de ataque, de agitación y difusión de la praxis antiautoritaria insurreccional.

A extender las redes de complicidad anárquica revolucionaria entre compañer@s de Chile y el mundo.

Que la libertad y la insurrección se expandan y se profundicen por la destrucción de todo tipo de autoridad.

CON CLAUDIA LÓPEZ, MAURICIO MORALES, JHONNY CARIQUEO Y SEBASTIÁN OVERSLUIJ PRESENTES EN CADA ACCIÓN DE LA GUERRA MULTIFORME CONTRA EL PODER.

Sin Banderas Ni Fronteras, núcleo de agitación y propaganda antiautoritaria.
Diciembre 2013/ sinbanderas.nifronteras@riseup.net