El 13 de noviembre de 2013 fueron detenid@s 5 compañer@s anarquistas en Barcelona, acusad@s de pertenecer a una “organización terrorista” y de ser las autoras de la colocación del artefacto explosivo de la basílica del Pilar. Trasladados a la Audiencia Nacional, 3 de ellos fueron liberados con cargos 5 días más tarde, siendo l@s otras dos compas encarceladas. Todos tienen las acusaciones de “pertenencia a organización terrorista”, “estragos en grado de consumación”, “estragos en grado de conspiración”. Las compas encarceladas, Francisco y Mónica se encuentran actualmente en régimen FIES 2 en las prisiones madrileñas de Navalcarnero y Estremera. Se encuentran bien de ánimo y con mucha fuerza.
Toda la “operación policial” se vio envuelta en un alto grado de sensacionalismo mediático, haciendo mucho hincapié la prensa en la peligrosidad de los detenidos (publicando incluso sus fotos pese a estar prohibido por el código deontológico periodístico), en su pertenencia a una organización terrorista con un nombre más largo que el de una peli de Almodóvar y en la peligrosidad y el carácter internacional de la misma, pobre imitadora de Al-qaeda. Claramente la prensa estaba haciendo público lo que los mandos policiales les decían que tenían que publicar. Cumpliendo su papel, trataban de crear un clima de miedo y alarma entre una población cuyas preocupaciones no son las de la suerte de una iglesia o las de morir en un atentado anarquista, sino las de las consecuencias cotidianas más crudas del despojo capitalista y las agresiones del Estado.
Si terrorista es quien infunde terror, los mass media no le van a la zaga a Al-qaeda.
¿Qué decir ante esta situación? Simplemente que la tradición anarquista siempre fue fértil en sus ataques y defensas contra el poder, de palabra y de obra, mediante los explosivos, sí, pero también mediante las huelgas, los ateneos o las publicaciones. Siempre quiso construir un mundo sin gobernantes ni gobernados, sin explotación ni opresión, y por lo tanto, siempre quiso destruir este mundo de la autoridad, la miseria y la infamia, dado que es totalmente incompatible con la libertad.
Pese a lo que diga el estado y la prensa, pese al conductismo y pacificación sociales aplicados mediante el civismo y otras ignominias anestesiantes para que la población trabaje, consuma y calle, la lucha contra la dominación continúa por los medios que sean necesarios, que por violentos o duros que puedan ser no le llegan ni a la suela de los zapatos a la ultraviolencia sistemática del estado y del capitalismo, que condenan a la explotación, al hambre y a la muerte a miles de millones de personas.
¿Qué decir de la iglesia católica? Artífice de miles de muertes, y de adoctrinar y aterrorizar desde la infancia millones de mentes, de dictar sus aberrantes ideas sobre millones de cuerpos, de hacer negocio con la pobreza y el sufrimiento. Una organización jerárquica del terror y la represión como es la Iglesia (de cualquier tipo) no nos merece ninguna lástima cuando es atacada.
¿Qué decir de la monarquía? Parasitaria institución que vive, como la Iglesia, a nuestra costa y que cohesiona el estado y el ejército, aparatos de represión y autoridad. Las desdichas de la casa real no nos pueden ocasionar llanto alguno.
¿Qué decir de los bancos, empresas, políticos…? Su destrucción sólo podríamos recibirla con una sonrisa de felicidad.
Pero nunca se menciona la injusta y cruel cara inherente a nuestros enemigos. Como no podía ser de otra forma, el orden ha de ser mantenido y los factores del desorden aislados y combatidos. Nada más lógico por parte del estado, del capitalismo y de sus lacayos. Es su deber. El nuestro, nuestro deber auto-impuesto es apoyar a nuestr@s compañer@s y seguir luchando hasta que no quede piedra sobre piedra en el edificio de la autoridad, hasta que no quede cárcel alguna en pie, hasta que no quede nunca más quien le diga a otro lo que tiene que hacer.
Toda la solidaridad con l@s detenidxs de Barcelona, así como tod@s los comp@s perseguidos, encarcelados, represaliados a lo largo y ancho del globo terráqueo.
Muerte al estado y que viva la anarquía
Mónica Andrea Caballero Sepúlveda
CP Madrid VII Estremera
Crta. M-241 km 5,750
28595 Madrid
Francisco Javier Solar Domínguez
CP Madrid IV Navalcarnero
Crta. N-V km 27,7
28600 Madrid