El preso anarquista Kostas Sakkas, encarcelado desde Diciembre de 2010 y acusado de tenencia de armas y explosivos y pertenencia a la CCF (él mismo niega a esa última acusación), el día 4 de Junio entró en huelga de hambre exigiendo liberación inmediata (las actualizaciones e informaciones sobre los actos y las acciones solidarias se pueden encontrar en http://es.contrainfo.espiv.net/ ). Aquí presentamos el texto de otro compañero anarquista, Nikos Romanos, que cayó detenido el 1 de Febrero por doble atraco en Velvedo y actualmente se encuentra preso en la cárcel de menores en Avlona (unos 100 km al norte de Atenas).
La huelga de hambre de Kostas Sakkas y su caso
El hecho de referirme a la difícil lucha de una huelga de hambre no significa necesariamente que yo mismo optaría por hacer uso de este medio específico. Tampoco voy a decir si estoy de acuerdo o no con el medio en sí, porque de todos modos en tales situaciones no existe lo correcto ni lo erróneo y todo tiene que ser cuestionado y examinado una y otra vez desde el principio.
Huelga de hambre – La contradicción en posición de combate
La huelga de hambre constituye el último medio de lucha de una persona revolucionaria. Históricamente hablando, fue utilizado por amplios sectores políticos de combatientes aprisionados por sus actividades subversivas, dirigidas sobre todo contra los regímenes democráticos.
Desde los fallecidos huelguistas de hambre de la organización revolucionaria Fracción de Ejército Rojo (RAF) y la muerte de los combatientes de IRA y ETA, hasta las victoriosas huelgas de hambre realizadas por los compañeros anarquistas como Christoforos Marinos, Kostas Kalaremas, los miembros de la Lucha Revolucionaria y de la O.R. Conspiración de Células del Fuego. Puede que haya pocos o que ni siquiera haya los puntos que tienen en común todos estos casos, pero la decisión sigue siendo la misma: “Estoy luchando hasta el fin.”
Y es justo esta decisión la que se ha mostrado capaz de generar un chantaje peculiar empleado contra el Estado. Un chantaje que, a pesar de que eso suena como oxímoron, ha obtenido un considerable potencial de negociación debido a las muertes de los huelguistas.
Por supuesto, a partir del momento en que hablamos sobre el potencial de negociación, reconocemos la existencia de ciertos equilibrios en la guerra revolucionaria, equilibrios relacionados con las condiciones sociales, políticas y económicas de cada una de las épocas y con la polarización que existe entre los estadistas y los revolucionarios. Esto no significa que respetamos a esos equilibrios: el objetivo que nos proponemos es desviarlos y romperlos contra las rocas. Pero tampoco significa que dejemos a anotarlos. Los registramos para usarlos a nuestro beneficio.
La huelga de hambre es exactamente este caso en que la máscara humanista de la democracia se utiliza para que se cumplan las demandas del preso en lucha. Una batalla que se lleva a cabo frente a la representación política del sistema, es decir la democracia, un artefacto explosivo que el preso en lucha decide de colocar en su propio cuerpo para luego caminar hacia el punto donde se encuentran los fundamentos de la cohesión democrática, haciendo saber que en el caso que sus demandas no serán cumplidas, la explosión que se producirá va a desatar una cadena de reacciones al interior de la democracia.
Y es justo ese “hacer saber” que debe que ser expresado de manera multiforme por los compañeros fuera de los muros. Y eso con una estrategia en pie de guerra, una estrategia que por cierto será adaptable según las condiciones que haya, al mismo tiempo teniendo como objetivo crear todos los días un coste político fuerte mientras que el Estado sigue sin ceder ante las demandas del combatiente.
Por supuesto, todo eso requiere que abandonemos a toda mediación institucional y dejemos clara nuestra disgregación de los personajes de la Izquierda y sus demás bastardos.
Pasando de la teoría a la práctica hago públicas algunas de mis reflexiones acerca de las prácticas y estrategias que se pueden realizar durante la dura y limitada, respecto al factor del tiempo, lucha. Creyendo que la comunicación entre los compañeros presos y los que están en libertad tiene que ser reciproca y no limitarse a las búsquedas teóricas sino tiene que plantear las cuestiones en el único campo en que se pone a prueba su eficacia: el campo de la práctica.
Acto primero: la continua contrainformación
La razón: Contrainformación funciona como el heraldo de guerra con muy claro y ofensivo discurso anarquista, mantiene la lucha del compañero visible en la actualidad y al mismo tiempo informa a los interesados e indiferentes que ningún compañero está sólo y que mientras que el Estado no cede el ataque continúa.
Las maneras: Lienzos, carteles, octavillas y plantillas llenan cada rincón de la ciudad, las ocupaciones de edificios públicos y estaciones de radio se ocupan de que la lucha del compañero siga siendo una herida abierta para el Estado, las intervenciones y concentraciones en puntos centrales trasmiten las opiniones anarquistas y el discurso del compañero, las consignas escritas sobre los tranvías de trole, buses, tranvías, vagones de tren, estaciones y andenes de metro, junto con la apatía y las ansiedades de los pasajeros, llevan también un mensaje muy claro: ¡ni un paso atrás, victoria a la lucha del nuestro compañero!
Segundo acto: acción guerrillera
Las acciones guerrilleras que se llevan a cabo tienen, entre otras, el objetivo de crear la presión e instigar las tensiones sociales y los conflictos dentro del sistema mismo, provocar el corte circuito de la cohesión social y generar una tensión creciente y dirigida hacia un objetivo bien concreto, así dejando al Estado la opción de descompresión, es decir la satisfacción inmediata de las demandas del compañero.
Los ataques guerrilleros tienen que ser esenciales y estratégicamente acertados, sea que hablamos sobre los ataques que se vuelven muy conocidos dado su potencial destructivo o ya sea que hablamos sobre el apuntar objetivos como los políticos y los periodistas, pues ataques que tendrán publicidad dado el papel institucional que juegan esas personas. El mensaje sigue siendo el mismo, da a conocer la lucha del compañero y aumenta la estrategia de la tensión reclamando que se cumplen las demandas del compañero huelguista.
En el caso si tenemos que ver con los ataques difusos contra los objetivos del Dominio, es indispensable que los perpetradores manifiesten las causas y las motivaciones detrás de estos ataques. A lado de los cajeros bancarios quemados y los edificios estatales ennegrecidos por ataques incendiarios, las consignas escritas en el muro y las octavillas informan a los transeúntes que mientras que el Estado no cediera los ataques seguirán.
De esta manera incluso los indiferentes, los que están hundidos en la mezquindad, van a funcionar como el herramienta de presión política ya que se llenarán de resentimiento ante la perspectiva de una rebelión que puede estallar gracias a la arbitrariedad y la falta de legalidad del Estado, una más entre otras tantas que llegan a la opinión pública.
Las prácticas subversivas conectadas entre sí bajo una demanda común y una lucha común, en un sentido más estrecho y no tanto abstracto, adquieren una fuerza mayor y multiplican el potencial de los ataques, generando un clima explosivo. Como el mejor y más reciente ejemplo para hacer comprensible esta conclusión pueden servir los ataques guerrilleros que se realizaron después de la ofensiva del Estado contra las casas ocupadas, espacios autogestionados y otras infraestructuras del movimiento y la dinámica política y social que habían obtenido luego estos ataques.
Tercer acto: en caso de la derrota
Ya que toda batalla está gestando la posibilidad de derrota, en el caso que el compañero será asesinado por la implacable postura del mecanismo estatal, es necesario crear inmediatamente un contrapeso que obligara los encargados políticos que vendrán, los encargados que van a gestionar correspondientes casos en el futuro, a pesar muy bien sobre las consecuencias de tal opción.
Hay ejemplos históricos de las ejecuciones políticas en el Oeste de Europa en las décadas anteriores. Apuntadas fueron las personas que tenían gran parte de responsabilidad por la muerte del uno u otro huelguista de hambre. Los médicos-torturadores que hicieron la alimentación forzada de los presos de GRAPO que estaban en huelga de hambre (España), los jueces reaccionarios que hicieron carrera sobre las espaldas de los presos en lucha (la muerte de Holger Mainz en Alemania), los superiores políticos, los secretarios generales, los ministros y toda la demás gentuza, estaban y están en punto de mira. Toda esa experiencia forma parte de la historia revolucionaria y bien sería si no se repite como farsa sino con aún más pasión por la libertad y con aún más odio contra nuestros enemigos.
Hablando sobre el caso del anarquista Kostas Sakkas
El anarquista Kostas Sakkas ha iniciado huelga de hambre desde el 4 de Junio para exigir su liberación inmediata. La ocasión fue la vengativa prolongación del plazo de su encarcelamiento preventivo a 36 meses, es decir tres años enteros en espera al juicio. No es que los tratos vengativos y las arbitrariedades del Estado nos sorprenden, tampoco tenemos que implorar que vuelvan a la hacer las cosas “según la ley”.
No debemos olvidar que vivimos en un mundo en que las intervenciones militares, los bombardeos y las purgas masivas de las guerras expansionistas lanzadas por los imperios se realizan en nombre de la paz, mientras que el hecho de condenar personas de manera aniquiladora a muerte lenta de la cárcel se hace en nombre de una justicia ensangrentada e insignificante y en nombre de una sociedad aún más insignificante y nula.
No obstante, utilizando sus propias contradicciones y aprovechándose de sus puntos débiles, se ofrece la posibilidad de lanzar una batalla decisiva por la liberación de un compañero anarquista. En este punto es importante señalar que bajo el mismo régimen de un peculiar tipo de secuestro se encuentra también el guerrillero de la CCF Gerasimos Tsakalos.
Por lo tanto, la conclusión que podemos sacar de esta decisión represiva del Estado es que las individuales determinadas pueden causar graves daños al aparato estatal. Hasta tal punto que el Estado prefiere asumir el coste político de este encierro “ilegal”, es decir elegir una opción que provoca fisuras en la máscara del “humanitarismo” y justicia que ellos mismos imploran.
Es un hecho dado que el Estado va a empujar la situación hasta los extremos queriendo agotar físicamente al combatiente y así sacudir su fe.
Ante la exterminación de nuestro compañero tenemos que levantarnos. Con todos los medios, con todo estar junto al compañero.
ATAQUE CONTINUO POR LA LIBERACIÓN INMEDIATA DEL ANARQUISTA KOSTAS SAKKAS
TODO POR LA LIBERTAD
VIVA LA ANARQUÍA
Postdata. Para evitar malentendidos, la razón por que no me abstengo de la comida carcelaria (rancho) es porque no la como en general, ocupándome yo mismo e individualmente de mi alimentación (cocinando, etc.). Por lo tanto, declarar de mi parte “la abstención del rancho” sería hipócrita, sería como engañar, conscientemente, a los compañeros que luego leyeran algo así, sería como cultivar impresiones falsas. Para los compañeros que se alimentan del rancho carcelario ese tipo de abstención puede ser de hecho una privación, de lo contrario resulta ridículo y sin sentido.
Cárcel de Avlona
Junio 2013
Nikos Romanos