Dedicado al Mono, al tortuga y a “su sombra”.
Sus ojos transmiten la ira, sus dientes apretados contienen la rabia, solo una idea tiene en mente… ¡VENGANZA!
Conoce muy bien quienes son los responsables -aparte de ellxs mismxs- en la vida llena de penurias de lxs oprimidxs, sabe también donde encontrarlos.
Llega caminando a la esquina más concurrida por sus enemigos, son las 7:25 de la tarde, da una mirada hacia a su alrededor, burgueses a la izquierda, burgueses a la derecha, toda la elite se pasea a pie o en sus elegantes carruajes, la clase explotadora alegre y radiante hace gala de sus mejores ropas, despreocupados lucen sus vestidos de lujo, sus trajes de seda y sus sombreros de copa.
Respira profundo, se llena de valor y aprieta el gatillo en reiteradas oportunidades- tres, cuatro, cinco veces, ni el mismo lo recuerda-, el olor a pólvora invade todo el ambiente.
Aletean huyendo asustadas las palomas, como un trueno libertario resuena el ultimo tiro, mientras caen pesadamente sobre los adoquines “dos burgueses ociosos y perfumados”, son jóvenes, sus nombres Carlos Cansolín y Joaquín Guzmán Vergara, el primero con dos certeras heridas en la cabeza y el segundo se queja con una bala
-a la postre mortal- en el abdomen, un gran charco de sangre inunda en pleno centro de Santiago las esquinas de las calles Huérfanos con Ahumada.
El hechor escapa raudo, tratando de perderse entre una multitud aterrorizada, es perseguido por una muchedumbre enardecida que ayudada por la policía lo intercepta frente al Teatro Royal, el fugitivo intenta revólver en mano impedir su detención, pero son demasiados los amantes del orden, con dificultad le arrebatan el arma y es reducido por la turba que intenta lincharlo, en sus bolsillos quedan 10 balas sedientas de sangre.
Esposado y ante una aglomeración importante de gente se atribuye con arrogancia el atentado, lo reconoce con una miranda desafiante, escupe furibundo su arenga revolucionaria contra la explotación, y arremete contra los continuos y trágicos accidentes de lxs operarixs de el mineral “El teniente”-el último acabo con la vida de 40 minerxs-, lanzando sus dardos contra la empresa Braden Copper Company acusando la complicidad de las autoridades, concluye con un grito aun más alarmante, un grito que hace palidecer a los espectadores…
“¡Tengo la satisfacción de haber vengado a lxs oprimidxs!”
Estas palabras retumban en los temblorosos oídos de la oligarquía local, a quienes vendrán a la mente las noticias de los reiterados atentados con dinamita y puñal, conspiraciones y sabotajes, magnicidios y tiranicidios que en Europa y Norteamérica han golpeado ferozmente a la clase dirigente desde finales del siglo XIX. Ante el fantasma de la propaganda por el hecho y por el temor a que esta se extienda por Chile como una plaga sin antídoto, exigen las “penas del infierno” para el ácrata vindicador.
Efraín Plaza Olmedo no teme a las consecuencias de sus actos, sabe que si no es condenado a la pena de muerte, purgará muchos años en prisión, con vehemencia responde a sorprendidos jueces y periodistas, nunca deja de atacar al poder y de manifestarse por la violencia revolucionaria, esta convencido que sus palabras reforzaran los motivos de su acción.
Es el 13 de julio de 1912, y el vengador anárquico, algo golpeado pero muy orgulloso por la acción cumplida es interrogado en la 1º comisaría de santiago por el juez del 3º juzgado del crimen Juan Bianchi Tupper, quien escribe en su informe:
“Salió de su casa con un revolver en el bolsillo y decidido a matar a un burgués; que no tenia intenciones de matar a un individuo determinado, sino a un burgués cualquiera; (que fueron los que fueron y pudo ser cualquiera); que el odiaba a la burguesía, que este odio aumentaba día a día al ver los abusos que cometían con la clase pobre”.
“Su crimen lo cometió con toda premeditación, guiado por sus ideas anarquistas y por su odio a la burguesía”.
“Que el odio a la burguesía era motivado por la catástrofe del mineral ya mencionado y por la matanza de obreros que hubo en Iquique”-la denominada matanza de Santa Maria ocurrida en 1907-
“No formaba parte de ninguna sociedad anarquista, ni de ninguna otra naturaleza, y que aunque a veces asistió a sesiones de la sociedad de “oficios varios”, dejo de asistir cuando vio que los socios de esa sociedad se contentaban con hablar mal de la clase dirigente, pues él estimaba que solo con medios violentos podía conseguirse remover el actual estado de las cosas”.
“Había oído que eran pobres los jóvenes Guzmán y Casolín, si en realidad fuese así, sentiría mucho lo sucedido, pero si fuesen burgueses, absolutamente no se arrepentiría de lo que había hecho, pues esos jóvenes tendrían que ser infames como todos los burgueses”.
Los diarios locales- inesperados propagandistas de su acción- transcriben íntegramente algunas de sus confesiones, aumentando la repercusión de su pensamiento.
“El diario ilustrado” del 16 de julio, reproduce la única declaración que corrige; primero declara: “Compre el arma hace tres años para defenderme, pues salgo a menudo al campo” y rectifica en el segundo interrogatorio argumentando:
“No tengo problemas con la delincuencia semi rural, sino con la ley, con los señores de la ley que son el verdadero peligro que acecha a los pobres”. Y agrega “Compre el arma, con una caja de balas, para dar muerte al presidente Pedro Montt y a algunos jefes militares responsables de la matanza de la Escuela Santa Maria de Iquique”. Planes que lamentablemente pare el nunca fueron concretados, Montt murió en Europa en 1910.
Los círculos obreros más radicalizados festejaron la noticia, decididxs siguieron de cerca el caso, tratando de agitar, tratando de agudizar los conflictos, aportando decididamente a la guerra contra el poder, a la guerra social y apoyando abiertamente a su compañero de lucha:
“Cayó, pero su caída equivalió a su triunfo. Grito en contra de las injusticias sociales y su grito repercutió en los horizontes oscuros de los desiertos áridos del salitre. Su extremado amor para los de abajo prevaleció y su odio para los de arriba explotó, rabioso por la negra boca de un revólver. Fue un vengador, y la venganza más que venganza es equidad.”
“Quizás ahogarán en sangre sus palabras, pero su figura y su gesto quedarán impunes, grabado en el corazón de las multitudes hambrientas y en nuestras mentes que no saben de odio sino para los de arriba. Muchos se preguntan ¿héroe o apache (1)?. Y yo les digo: se puede ser héroe y apache al mismo tiempo (…). El héroe surgió por si solo. ¿Se puede pedir cosa más hermosa? Gesto y palabra, idea y acción.”
Pero no todas las organizaciones obreras están de acuerdo con la acción, como en todos los lugares del planeta, como a sucedido siempre, como sucede hoy, incluso algunxs desde las corrientes anti-autoritarias balbucean que el autor de una de las acciones de propaganda por el hecho más importantes en Chile no es anarquista.
Y no solo eso, lo califican de loco, de enajenado, lo atacan como sucede en “Justicia” periódico comunista de Recabarren, los menos en su abulia dicen que es un sujeto maleado por la sociedad, todos ellos arremeten sin diferencia alguna con lo esgrimido en la prensa del capital, con esta actitud, hoy como ayer, solo logran terminar por desenmascarase como lo que son, pusilánimes y timoratos, un conocido refrán pirata dice “cuando el barco se hunde, las ratas son las primeras en abandonar la nave”, y eso ocurrió, muchos renegaron de la acción directa, a ellos solo les alcanzo el temple para criticar solapadamente los “nuevas tácticas” de lucha de lxs oprimidxs. Pero en algunas publicaciones revolucionarias lxs que apoyan estos métodos responden sin pelos en la lengua:
“! Alto ahí! Plaza es tan anarquista como el que más”
“No hay que asustarse por esos dos caídos en manos de Plaza, porque… ¡Iquique! ¡Chicago! ¡Buenos Aires! ¡La Alameda!, aun están ahí, en todo su horror, chorreando sangre que arranco el machete del sayón del cuerpo del paria”.
“Y vosotros ¡OH sarcasmo! ¿Queréis esperar de ese individuo gemidos, lamentaciones y ruegos? ¡No de ese hombre y de muchos más solo esperad rugidos, salivazos y acción!
¡Hermano! Te llaman asesino los idiotas y nosotros te llamamos justiciero.
¡Arriba los corazones! ¡Salud al precursor!”
Esta defensa del compañero aparece en “La Batalla” del 1 de noviembre.
En el ambiente aun resuenan los estruendos de los tres bombazos del 21 de diciembre de 1911 contra el convento de los padres carmelitas- que hace recordar que justo 4 años antes, en el desierto, miles de huelguistas fueron masacradxs por el ejercito-, otros dos atentados explosivos, uno en un tranvía en la Estación Mapocho y otro en el edificio de la empresa como forma de presionar en el conflicto de lxs trabajadorxs tranviarixs, esto sumado a los crecientes procesos contra lxs anarquistas sospechosxs de estas acciones, origina un clima de rencillas dentro de la “sociedad de resistencia de oficios varios”(SROV).
Esta organización participa en la marcha y en el acto ilegal el día 1º de mayo de 1912, miles de manifestantes recorren la cuidad con varios lienzos que hacen ver su repulsión hacia el ejercito, la iglesia y la patria, estas pancartas negras a todo pulmón gritan en vistosas letras blancas “ni dios, ni amo” o “el ejercito es la escuela del crimen”, ahí mismo es donde, anónimamente y ante la algarabía del público hizo uso de la tribuna abierta en Recoleta el ahora reconocido anarquista Efraín Plaza Olmedo:
“Apelando al asesinato y a la venganza contra los jefes militares por los sucesos de 1907; y en contra los magistrados que encarcelaron a los autores de un atentado”.
La federación patriótica se escandaliza, en respuesta al creciente y desafiante arrojo de lxs agitadorxs, convoca a una manifestación para pedir “protección y amparo contra el anarquismo” que rogaba por mano dura contra lxs libertarixs, sobre todo contra lxs que en la manifestación del día del trabajador “ difamaban ”contra los pilares de la moral y la nación”, pero su manifestación fue un fracaso, su poca concurrencia y el llamado a una contra manifestación que al final del día tuvo mayor cobertura en la prensa, este llamado a la abierta lucha, hizo eco en muchos compañerxs que de manera desafiante marcharon por el centro capitalino, esta decisión fue la que en definitiva quebró las relaciones al interior de la SROV , el periódico “La batalla” recoge algunas notas de las fracciones en pugna:
“Los mismos que en desacuerdo con la manifestación anterior, que no por táctica según ellos sino más bien a que no se les fuera a comprometer el pellejo, hubieron de hacer desalentar a los más con sus razones. Pues los anarquistas que no respetan autoritarismos y menos mangoneos, lanzaron la proclama aunque se molestaran los anarquistas de salón; pues no se podía callar el infame atropello de los esbirros.”
“Pero, como es de suponer que desde que haya individuos que por su regular condición económica llevan una vida muy adaptada al ambiente, es natural que estos no quieran verse en líos de persecuciones, ya sea por convencionalismos o cobardía, y de ahí sus distintos modos de lucha. Pues estos individuos quisieran llevar un sistema de lucha tan pacifico, tan cristiano que no molestara en nada a nuestros adversarios. Pero yo que estoy sufriendo las consecuencias de la miseria económica, yo que por la misma miseria de la vida me veo obligado a odiar a esta vil sociedad, no puedo tolerar la menor ofensa a nuestra dignidad (…). Y hé ahí que llegan estos periódicos álgidos de luchas en que me veo obligado a defender con todos nuestros esfuerzos y energía las ideas (…) Si, porque no queremos que el despotismo impere sobre nosotros por causa de nuestra propia cobardía”.
Efraín Plaza Olmedo entre rejas prepara su apasionada defensa, como la mayoría de los partidarios de la propaganda por el hecho, prefiere ser su propio “abogado”, se defiende solo, siempre argumentando políticamente su caso:
“Comprendí que continuar sirviendo con mi producción al capitalismo, que es la gran bestia que nos pisa con sus inmundas pezuñas, (…) equivalía a sancionar impasiblemente esta inicua explotación expoliación, y por lo tanto resolví no trabajar más. Como no soy ni deseo ser capitalista, al negarme a trabajar me quedaban dos caminos para continuar manteniendo mi organismo: el robo y la mendicidad, cosas ambas que las rechazo altivamente. Me quedaba un último recurso, el suicidio; pero eso está bueno para los burgueses, que atentan contra su propio código o que no tienen la suficiente entereza de carácter. Rechacé también este recurso, y como la única causante de que me hallase sin salida era la burguesía, resolví entonces vengarme de ella matando a uno o más de sus miembros”.
Con una determinación a toda prueba, y resolviendo atacar directamente a los individuos que crean la parte opresora de las condiciones de explotación, no destruyó ni hizo estallar un inmueble utilizado para la producción capitalista, entendiendo que el capitalismo es también una relación social, que son seres vivos quienes la mantienen y generan, ataco a quienes ocasionan la miseria y se benefician del esfuerzo ajeno, sin embargo en sus acertadas razones queda un vació, un vació que nos deja un amargor que no podemos dejar de mencionar, y es la acida critica a la sumisión de lxs oprimidxs, un reproche al despreocupado conformismo que es tan o más responsable de mantener este sistema de privilegios.
Desde la prisión no cesa con sus ideas de sedición, en su escrito “¿Dónde esta la culpabilidad? continua con la agitación, ahora por la palabra, inyectando fuego en las venas de lxs que lo quieran escuchar:
“¿Donde está la culpabilidad? ¿En mi “yo” que fue impulsado por la injusticia social a cometer un acto justiciero? Obcecado por la horrenda explotación y por aquellos que, valiéndose de la ignorancia del pueblo que tiene que ser ignorante forzoso por el excesivo trabajo y miseria, emanación del privilegio que quieren mantener a toda costa, pregunto a todos ¿Dónde esta la culpabilidad?”.
Las pesquisas intentan opacar el sentido de la acción, en varias oportunidades es interrogado por especialistas que pretenden por todos los medios encontrar un rasgo de “demencia”, los investigadores “no comprenden los motivos”, su hipocresía se hacía latente, su peor pesadilla estaba ante ellos, que la peligrosidad del pensamiento del hechor pueda servir de ejemplo para lxs demás oprimidxs, eso les causa mucho miedo, esto si sería un problema de proporciones y eso hay que evitarlo como sea, hay que tratar de desvirtuar las razones a cualquier precio, hay que acallarlo de alguna manera.
Solo un juez cayó en el juego de la demencia, pidiendo que sea recluido en el manicomio, en definitiva por una decisión de 2 a 1 es sentenciado a 40 años de cárcel, no esperábamos menos de nuestros formidables enemigos, los guardianes de las implacables leyes, su maquinaria aceitada de la justicia funciona a la perfección.
En una entrevista posterior desde la cárcel dice: “Comprendí la enorme injusticia social, la enorme división entre clases explotadores y oprimidas, me convertí en el más furibundo enemigo de la sociedad”.
Como entusiasta de la revuelta, aun enjaulado es instigador y participe de motines y huelgas, es puesto en una celda aislado de los demás reos, siempre temiendo que este formidable enemigo del capital pueda infectar su profundo odio hacia el poder, al ser obligado a asistir a la misa de los domingos insulta en su propia cara al cura blasfemando contra dios y la iglesia, después de reiterados encontrones con el director y el párroco es puesto en un calabozo de castigo, el primero lo denomino como “el peor penado que he conocido en mi vida” en una entrevista con el diario “ La Nación ”.
Solo después de 4 años y 8 meses de solitario encierro en el patio denominado “de la Siberia ”, por su extrema dureza, es trasladado en un canjee de reos entre la penitenciaria de Santiago y la de Talca en mayo de 1923, después del olvido de muchxs, aisladas visitas y escasas muestras de solidaridad, por fin en 1924 la organización de “Trabajadores Industriales del Mundo” (International Workers of the World) en su tercera convención nacional, delinea una serie de acciones a seguir, entre ellas la movilización por la pronta excarcelación del ácrata que a esa altura lleva 12 años de encierro, el periódico “Acción Directa” de esos años, comenzó su estrategia de lucha con un reportaje del abandonado revolucionario, del cual lxs compañerxs más jóvenes solo han escuchado una que otra anécdota.
A pesar que se ha gestionado el indulto y varias organizaciones obreras han presionado por la excarcelación de Plaza Olmedo, el presidente Alessandri no tiene la más mínima intención de concederla, porque en prisión el vengador de la calle Huérfanos no ha mostrado un ápice de“claudicación vergonzosa”, los oxidados barrotes de su jaula no han amilanado en nada su bravura, ante lo cual la clase dirigente conserva el miedo a que el luchador repita, como hace una docena de años, los hechos por los cuales han intentado domesticarlo de la manera más brutal.
A pesar de los apremios y torturas, este anarquista no concede a sus enemigos el morboso placer de verlo caer, en la calle, en los tribunales y en la cárcel “nunca se arrepintió, es más siempre deseo que su acción tuviera efectos más desastrosos”.
La conmocionada situación del golpe de Estado en 1924 y el contragolpe del 25 hacen suavizar las posiciones del gobierno hacia las exigencias populares, en este contexto lxs individuxs concientes y organizadxs redoblan sus esfuerzos por liberar a Plaza Olmedo, el 26 de febrero en la Alameda, en el mismo lugar donde comenzó la marcha del 1º de mayo de 1912 y con la consigna “¡Saquemos de la penitenciaria a Plaza Olmedo”!, miles de personas son convocadas por varias organizaciones sociales.
¿Quienes más que lxs explotadxs son lxs que tienen que intentar por todos los medios sacar de las mazmorras a sus compañerxs?
Con la presión de lxs de abajo a la vuelta de la esquina y ante el temor que acciones más radicalizadas comenzaran a producirse, se reúne el consejo de ministros quienes determinan el indulto del reo, la noticia de inmediato se propago como un incendio en pastizal de verano, en una asamblea se decide enviar una comisión para ir a buscar a Efraín a Talca, en la sureña cuidad un telegrama nocturno llego a manos obreras, quienes sin perder minuto alguno organizaron una marcha hacia el penal cantando himnos libertarios, cerca de la medianoche una concentración transforma las puertas de la cárcel en un carnaval, sorprendidos los penados saludan y responden a los vivas desde el interior, en su alegría lxs compañerxs olvidan que este indulto ha sido solo una concesión del poder para calmar los enardecidos ánimos proletarios.
Días más tarde, al llegar el oficio es escoltado lentamente por gendarmes y el alcaide de la prisión, cruza las gruesas rejas de la asquerosa cárcel, donde le esperaban miles de personas, entre abrazos y la expectación de la prensa, comienza su bienvenida, en una improvisada marcha, el gentío se dirige hacia la plaza de armas, donde en un espontáneo discurso agradeció a todxs lxs que lucharon para que el pudiera estar de nuevo ahí, con ellxs, en la a calle, ovacionado por la multitud se retiro lleno de goce.
Junto a la delegación especialmente encomendada para ello vuelve a Santiago, donde la I.W.W le tiene preparado un pomposo recibimiento, sus palabras siguen desafiantes, “¡La cárcel a mí no me atormento, compañeros!”, expresando sus inmediatas intenciones, trabajar e integrarse de desde ya a la lucha social, haciéndose parte de la ya organizada “8ª comuna de la liga de arrendatarios”, que se dedicaba a combatir las arbitrarias alzas del precio de los arriendos y las pésimas condiciones de los cites de la época.
Pocos meses después, con un balazo en la sien y debajo de un sauce yace al costado de una zanja el cadáver de un hombre, Ventura Maturana jefe de la policía y conocido represor de “Anarquistas y Antipatriotas” llega para hacerse cargo del caso, las huellas dactilares revelan su identidad, es el mismo hombre ha sido liberado solo hace siete semanas, Efraín Plaza Olmedo.
“Ante este hermano que se fue sin una despedida, con todo el amargor que le inyectaron en las cárceles siniestras del capitalismo, no lloramos, cantamos y afirmamos nuestra palabra de rebeldía y con nosotros harán lo propio todos lxs oprimidxs de la tierra”.
“¿Suicidio o asesinato? No nos interesa. De todos modos señalamos al capitalismo, señalamos al Estado, como los grandes responsables de la muerte de este hombre que con su palabra henchida de bondad y de amor y con su acción revolucionaria hizo vacilar sus bastardos intereses”.
Estas palabras de homenaje del periódico anarquista “Verba Roja” las hacemos nuestras.
Nuestra intención no es exponer parte de la vida de Efraín Plaza Olmedo para convertirlo en un mártir revolucionario o hacerlo ver como a un personaje pintoresco, al cual embalsamar en un museo de rarezas, mucho menos aminorarlo como una victima del sistema, sino es reivindicar a un luchador que se enfrentó al poder. Reconociendo sus aciertos y errores, valentía y consecuencia, y con todas sus letras escritas en mayúsculas, decir que es un GUERRERO, para que sus actos nunca queden empolvados por el olvido.
Esta historia solo es un diminuto capitulo en la interminable guerra social, sin embargo esta latente, se escucha en cada estallido, se dibuja con todas sus formas en las llamas de las barricadas, palpitado cada vez con más fuerza en nuestros corazones, gritando dentro de nosotrxs mismxs ¡deja atrás el miedo!, no dejes pasar su llamado, haz de tu vida una constante revuelta.
¡Por lxs guerrerxs de ayer y hoy!
¡VIVA LA ANARQUIA!