Debemos abrir los ojos y darnos cuenta que la historia que nos han contado es falsa, cuando niños/as en la escuela nos llenaron la cabeza de cuentos, héroes, batallas y victorias de la patria, pero que en realidad fueron parte de lo que en este fundo llamado chile han hecho y deshecho los patrones. Durante toda la historia, los ricos han gobernado sin la opinión ni participación del pueblo, la gran masa trabajadora sólo ha sido llamada para formar parte de su ejército, que combatió primero contra los españoles (en 1810) para que los ricos terratenientes se repartieran las mejores tierras del país a su antojo, luego para masacrarse con peruanos y bolivianos en la Guerra del Pacífico (en 1880), que sirvió de excusa para la “unidad nacional”, cuando en realidad fue una guerra motivada por los intereses económicos que los patrones tenían en el salitre, valioso mineral que se encontraba en tierra peruana y que enloqueció a los burgueses que iniciaron una guerra en la que nuevamente utilizaban al pueblo como carne de cañón. Los muertos los cargó el pueblo…las riquezas tranquilamente a las manos de los ricos de chile y de los inversionistas ingleses.
Fue el mismo ejército el utilizado en la masacre del pueblo mapuche que por esos años veía como sus tierras eran regaladas a los empresarios extranjeros. Para esa época (comienzos del 1900) el país sufrí importantes cambios, grandes masas de campesinos llegaban a las ciudades con las esperanzas de un mejor futuro. La actividad comercial en los puertos (Talcahuano, Valparaíso e Iquique) y la industria minera (Coronel, Lota y El Norte Salitrero) atraía a los/as campesinos/as que sólo encontraban explotación, bajos sueldos, cesantía, miserias por montón. Los grandes movimientos sociales y populares aparecían en la historia de chile reclamando mejoras laborales, justicia y la participación del pueblo. En todas las huelgas y Motines populares de aquel período, el Estado intervino a favor de los patrones, reprimiendo y asesinando a los obreros que alzaban la voz. La matanza de La Escuela Santa María en Iquique (1907), donde cerca de 3 mil personas fueron masacradas por el ejército, es prueba de la construcción del país en estos 200 y pico de años.
La organización popular motivó a que el Estado atendiera las demandas básicas del pueblo, creando escuelas, hospitales y leyes laborales, como la jornada de 8 horas. Pero la explotación y las injusticias no se detuvieron. La masiva creación de grandes empresas en Santiago y Concepción, por allá en 1930, atrajo a miles de personas que dieron forma a las ciudades al asentarse en las periferias con las tomas de terrenos, nacían así muchas de las poblaciones que actualmente habitamos. La organización por las mejoras sociales hizo que desde la población y desde el sindicato se peleara por la justicia social que nunca llegaba. Para el año fatal de 1973, el pueblo se encontraba fuertemente organizado, los/as obreros/as, pobladores y estudiantes habían creado en este largo andar una sólida conciencia de clase que tenía como norte un libre andar. Nuevamente fue necesario que las botas militares reprimieran brutalmente al pueblo, única forma de imponer el injusto sistema neo-liberal que desde esa fecha nos mantiene como esclavos de las grandes empresas, las deudas y las tarjetas de crédito.
Nuestra invitación es a pensar en estas fiestas de forma crítica al discurso de los poderosos, reflexionando cómo en estas fechas de fuerte lucha y organización, somos capaces de mantener el caldo caliente, dejar que los alienados/as beban por debajo de las mesas llenas de caviar de los ricos, juntarnos y volver al ataque.