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GB: Desde hacía un tiempo ya estaba al tanto de la existencia del FLT, y conforme me fui dando cuenta de lo serias que eran las consecuencias del cambio climático decidí que había llegado el momento de que hiciese algo y tomase responsabilidad. Creo que la destrucción de propiedades es un útil componente de un conjunto de tácticas para alcanzar la liberación de la tierra y la creación de una cultura biocéntrica. Eleva los costes económicos y psicológicos de la destrucción de la tierra, y cuando las acciones son cubiertas por los medios de comunicación, como suele ocurrir, muestra a todas las personas (estén del lado que estén en esta lucha) que los destructores son vulnerables. Creo que la destrucción de propiedades es algo que el resto de especies del planeta harían para defenderse de la extinción si tuviesen los conocimientos y la capacidad para hacerlo. Aquellos que destruyen las propiedades de personas irresponsables a los que no les importa la naturaleza, lo hacen en nombre de esas otras especies, que son nuestra familia.
JL: ¿Cómo comenzaste a involucrarte en el activismo?
GB: Echaba un cable en una “info-shop” en Denver (ahora cerrada) y colaboraba con Food Not Bombs, y trabajaba en el programa de asistencia y concienciación sobre violación.
JL: Estás cumpliendo tu condena en una prisión de máxima seguridad. ¿Cómo está siendo?
GB: Uno de los mayores retos ha sido el racismo. Yo soy blanco, y mucha de la gente con la que hablo no lo es, y esto me ha llevado a tener algunos enfrentamientos con racistas. Aunque mis amigos me respaldan, así que cuando hay problemas, los respondemos juntos, y eso me mantiene sano y salvo.
Aunque lo más duro es el aislamiento. Soy una persona social y para mí la comunidad es muy importante, por lo que cada día supone un esfuerzo consciente por adaptarme a pasar solo la mayor parte del tiempo (la mayor parte del tiempo no se me permite salir de la celda). Sin embargo, me mantengo activo, estudiando para sacar mi título y trabajando, y he realizado grandes progresos en estas dos áreas. Ocasionalmente tengo la oportunidad de responder cartas, una de mis actividades favoritas aquí.
JL: Cuando decidiste involucrarte en la eco-defensa, ¿pensabas que acabarías en la cárcel? Si es así, ¿te preparaste por si llegaba el momento?
GB: Sabía que podía caer preso e intenté que no ocurriese. En varios momentos de mi vida había leído memorias desde prisión, como “Soul on ice” del miembro de los panteras negras Eldridge Cleaver y “Soledad Brother”, de George Jackson, y algunos textos más recientes sobre la vida en la cárcel, incluyendo un texto que encontré por internet llamado “Cómo sobrevivir en prisión”. Contiene buena información, por ejemplo sobre la importancia del respeto, aunque creo que habría aprendido ese tipo de cosas tanto si me lo hubiese leído como si no. Probablemente la mejor manera de que alguien se prepare sea manteniéndose en buena forma física.
JL:¿Cómo ha sido el apoyo que has recibido? ¿Cómo puede la gente ayudarte?
GB: La gente del proyecto Lucy Parsons me envió el año pasado un par de libros, lo que es genial ya que es muy difícil conseguir buen material de lectura aquí dentro. Earth First! Me dio una subscripción gratuíta para su periódico, y también recibí un ejemplar de Green Anarchy y Bite Back, publicaciones que ya consideraba notables cuando estaba fuera y que agradezco poder leer aquí. Estoy especialmente agradecido de que Earth Firt! y Green Anarchy hayan publicado mi dirección. Recibo un montón de cartas y postales deseándome lo mejor, y hace poco he empezado a escribirme con varias personas. Sería genial que más gente me escribiese.
La mejor manera en que la gente puede ayudar es mandando información sobre comunas, redes de apoyo mutuo y cosas por el estilo con las que pueda colaborar una vez esté fuera. Uno de los aspectos más frustrantes de estar en la cárcel es poder ofrecer tan poco a los demás, pero quiero sentar una base sólida para esa comunidad que me gustaría crear una vez salga de aquí. Crear una comunidad conlleva muchísimo trabajo, y sé que es necesario dedicar tiempo para entender, entre otras cosas, el nivel de compromiso de un miembro potencial y sus puntos de afinidad con el resto de miembros. Quiero crear ese diálogo, porque el tipo de vida que quiero llevar fuera de la ciudad es una vida en espacios libres de patriarcado, explotación, antropocentrismo, racismo, y todo el resto de síntomas de la alienante civilización presente. Y para ese fin estoy muy interesado en grupos más primitivos.
A pesar de todo, siempre es especial recibir una carta o una postal de alguien que se preocupa por la tierra y disfruta de la vida.
JL:¿Estás trabajando en algún proyecto mientras estás encerrado?
GB: Estoy terminando mi licenciatura en antropología cultural. Era estudiante cuando me detuvieron. Leer sobre un variado grupo de culturas ha sido provocativo. Me ha enseñado cuanto se ha perdido con la extinción de modos de vida sostenibles y primitivos, un conocimiento que necesitamos ahora más que nunca. También sigo con los reportajes sobre el cambio climático y me estoy leyendo algunos libros para los que no tuve tiempo cuando estaba fuera como “Endgame” de Derrick Jensen.
“Grant Barnes cumple una condena de 12 años de cárcel por el incendio de varios coches SUVs (una gama de coches todoterreno altamente contaminantes). Desde su celda observa a los pájaros que han construído sus nidos entre el alambre de espino. Un reflejo de que lo que ocurre en nuestro mundo.”
Para escribir a Grant:
Grant Barnes, #137563, Arrowhead Correctional Facility, P.O. Box 300, Cañon City, CO, 81215-3000. USA