HERMANADOS POR EL DESTELLO.

POR RODOLFO MONTES DE OCA

Este texto fue enviado para aparecer en el segundo numero de «Destruye Las Prisiones» pero por diferentes circunstancias no pudo ser incluido. Además este artículo tiene como referencia a lo ocurrido con el compañero Tortuga.

El ruido que acompaña de nuestras acciones y la trasformación que emana de ellas es una situación presente en nuestro actuar, el destello que acompaña la detonación, ha apartado a varios compañeros del sendero de liberación. En 1894 el anarquista belga Jean Pauwels muere al detonar accidentalmente una bomba que trasportaba y cuyo objetivo final era mover los cimientos de la iglesia de Madeleine de Paris. Desde ese hecho se han repetido algunas situaciones que analizaremos a continuación.

I Detonación

El 2 de junio de 1919, entre las 11:00 PM y 12:30 AM, un estruendo sacude  la residencia del Fiscal General de los Estados Unidos de Norteamérica, Alexander Mitchell Palmer, celebre por ser el artífice detrás de las redadas de ese año para expulsar activistas anarquistas y bolcheviques  bajo la Ley Antisedicion y la Ley de Espinoje, que se saldo con la expulsión de mas de 500 personas, muchas de las cuales fueron pasajeros del tristemente celebre “Soviet Ark” .
Al disiparse el humo y la cacofonía se encontró el cuerpo destrozado del anarquista de origen italiano Carlos Valdinoci, que fungía como editor de la publicación Crónica Subversiva, vocero del anarquismo revolucionario norteamericano, mal llamado por los historiadores como “Galleanismo”
Valdinoci se encontraba con orden de captura por parte del incipiente FBI desde 1918, cuando se le vinculo a un sobre bomba que portaba la anarquista Gabriella Segata Antolini, al momento de su fallecimiento su cuerpo quedo totalmente destrozado por el estruendo.
Su muerte contribuyo para acentuar el clima antianarquista de la postguerra mundial, la persecución y acorralamiento del anarquismo  revolucionario que culmino con la trágica muerte de Nicolás Sacco y Bartolomeo Vanzetti.

II Detonación

El 18 de noviembre de 1982 a las 12.35 de la madrugada, el joven anarquista de Nueva Zelanda, Neil Robert de 22 años muere al estallarle una bomba de gelignita  que portaba en una mochila y que iba destinada atacar el Centro de Informática de la Policía neozelandesa. La explosión impulso el cuerpo del compañero a 65 metros del lugar de la detonación, matándolo de forma instantánea.

La acción del Neil, levanto sobre su persona todo tipo de calumnias mediáticas, inclusivo siendo calificado por la prensa local como un “extraño acto de autodestrucción” o un “ligero y triste nihilismo”

Antes de morir Neils dejo un graffiti en un baño cercano al lugar de la detonación que rezaba lo siguiente: “hemos mantenido un silencio cercano a la estupidez”, firmado con una A dentro del círculo y un tatuaje que decía “No hay futuro, este punki no llega a los 23”

La acción de Neil se produce en el contexto del gobierno proto-fascista de Sir Robert Muldoon apodado el “cochino”, del conservador Partido Nacional de Nueva Zelanda que gobierno desde 1975 hasta 1984  bajo el auspicio de la Corona Británica y cuyo gobierno fue celebre por apoyar el Apartheid sudafricano, la guerra de las Malvinas y las razzias contra los pueblos originarios de esa región oceánica.

III Detonación

El miércoles primero de junio del presente año, un día y un mes antes que el fallecimiento de Carlos Valdinoci, la expansión de la pólvora casi acaba con la vida del anarquista chileno Luciano Pitronello, cuando se disponía atacar una sucursal bancaria en el centro de Santiago.
Su acción vilipendiado y ridiculizada por los canales de información, ha sido la carnada perfecta para rellenar espacios en los medios impresos y para alimentar la sed caníbal de la occidentalizada y cristiana sociedad
chilena. Vertiendo sobre él infinidad de comentarios, suposiciones e hipótesis que buscan generar un marco pre-represivo sobre los baches de rebeldía en el asfalto social.

Mas allá de los juicios de valor que emitan los compañeros de las diferentes corrientes que componen nuestro pensamiento antiautoritario, es necesario acotar que el compa decidió ir mas allá del simple espectáculo al cual nos ha acostumbrado el precario movimiento anarquista global.

Por ello es pertinente recalcar que el estampido es un elemento inherente a nuestra vehemente existencia y a lo que debe ser nuestra relación con las instituciones que nos oprimen, por lo cual los trágicos fogonazos
deben ser un calculo siempre presente en la sedición, por ello quizás un elemento valioso en nuestras afiladas vida de autocrítica debe ser un cambio del paradigma insurreccional, evitando los calamitosos accidentes.

Los compañeros mencionados anteriormente no solo están hermanados por la  idea y el estruendo que consumió sus vidas apartándolos de nuestro lado, sino que todos ellos dirigieron sus ataques de forma concreta contra el Complejo Penal Industrial y sus engranajes de cooperación, como por ejemplo las ofertas que hace el Banco Santander a los empleados penitenciarios en España.

Es por ello que en estos momentos de desasosiego, incertidumbre y del  lento despertar de Luciano, es que a través de estas líneas solicitamos toda la cooperación y solidaridad sobre todo con su joven hija y compañera que son las que padecen la peor situación, así como con el compañero cuya precaria situación preocupa a muchos.

Siempre es bueno recordar y para finalizar, que la solidaridad no es solamente una palabra escrita.