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que la oscuridad te abrigue en tu andar.
El paradero del ex alumno de Filosofía de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación y miembro de un grupo scout, se ha transformado en toda una incógnita para los investigadores, quienes tienen antecedentes de que se encontraría residiendo en Argentina.
Durante los dos años que lleva fugado ha enviado tres comunicados, señalando que se encuentra bien. «No soy culpable de nada, ni tampoco soy inocente… soy simplemente su enemigo», ha señalado en las cartas difundidas por internet.
Una de las líneas investigativas apunta que tras ser denunciado, Diego Ríos se trasladó al sur con un grupo de amigos, específicamente a Osorno, donde habría estado oculto por un tiempo.
Luego, de acuerdo con la versión de los investigadores, viajó a Argentina en compañía de un grupo de cercanos. Ya había estado de visita en ese país el 2007.
Antes de fugarse, Diego Ríos visitaba una casa okupa en la comuna de Pudahuel, llamada ‘Jhonny Cariqueo’, donde era el encargado de la biblioteca. Sus cercanos han dicho que se definía como anarquista libertario, luego se transformó en vegetariano para pasar a ser un «vegano», los vegetarianos más radicales.
Si bien en los próximos meses deberá realizarse el juicio en contra de los acusados del caso bombas, Diego Ríos aún permanece con una orden de detención pendiente.
En Buenos Aires
Ayer, Edith González, la madre del joven, declinó referirse al tema. Sólo dijo que no tiene noticias de él.
Desde el año pasado, la Fiscalía Nacional ha enviado requerimientos de cooperación internacional a las autoridades argentinas, donde se asegura que Ríos está vinculado en ataques con explosivos.
Uno de los oficios, de junio de 2010, informa que en su fuga el anarquista está acompañado de un amigo y que ambos «estarían sentimentalmente vinculados como pareja».
En el texto, fechado el 30 de abril de 2010, se hace un resumen del denominado caso bombas y se mencionan los principales atentados registrados en el país. Agrega que Ríos es uno de «los principales prófugos de esta investigación». En el mismo documento se señala que los investigadores detectaron que la casilla de correo electrónico de Josué Muñoz fue abierta desde Buenos Aires para enviar mensajes a Chile.
Así, la policía Argentina hizo un recorrido por los domicilios, desde donde habría sido manipulada la cuenta de correos, pero no se halló ningún rastro de Diego Ríos, ni de su acompañante.