>
El 29 de marzo de 1985, dos jóvenes militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR) caen abatidos por la policía tras intentar expropiar un local comercial. Se trata de los hermanos Eduardo y Rafael Vergara Toledo, cuya muerta origina una fecha emplemática dentro de la lucha contra el poder en Chile: cada año esta experiencia es recordada con barricadas, actos de sabotaje y publicaciones, entre otras manifestaciones.
El 29 de marzo del año 2008, en Pudahuel, se recibe esta fecha, al igual que en algunas periferias de la capital, convocando a una marcha en memoria de estos luchadores. Con esta manifestación pública suele iniciarse la jornada nocturna de rememoración de los hermanos Vergara Toledo, a quienes se les rescata de la indiferencia y el olvido como jóvenes combatientes, pues se resalta la conexión o similitud entre ellos y todxs quienes cada día optan por confrontar la explotación. Pero ese sábado algo cambio. El contingente policial destinado a reprimir la jornada, superaba con creces las espectativas de todxs lxs asistentes. El cerco policial triplicaba a lxs manifestantes y su equipamiento era digno de un enfrentamiento bélico, con subametralladoras, pasamontañas, binoculares infrarrojos, vehículos blindados… todo esto para evitar que los sucesos del 11 de septiembre anterior se repitieran ya que ese año muere el cabo Cristían Vera al recibir un impacto de bala de grueso calibre, en protestas realizadas en el sector sur de la comuna de Pudahuel, lo que causó tal conmoción pública que justificaba una inversión de recursos policiales, que fueron estrenados y puestos a prueba ese 29 de marzo en la misma comuna que vió morir a ese sirviente del poder. Jhonny Cariqueo Yáñez de sólo 21 años, que participaba en un colectivo de hiphop del sector, el cual se definía como clasista y combativo, decide asistir a esa marcha. La tensión de esa jornada fue constate y se tradujo en una verdadera «cacería» que terminó con 30 personas detenidas y conducidas a la 26ª comisaría de Pudahuel, donde fueron golpeados y vejados toda la noche. Fué en ese lugar donde Jhonny sufre un fuerte dolor al pecho y un brazo avisando de inmediato a quienes eran sus carceleros. El asqueroso que lo vigilaba, le señaló que sólo le daría atención cuando lo viese «tirado en el suelo, tiritanto y vomitando». El argumento de la institución fue que no tenían autos disponibles para trasladarlo a un centro de urgencias, sabiendo que se contaba con dos camionetas en el lugar. Luego se insistir permanentemente, sus compañeros son escuchados y Jhonny es traladado al SAPU (Servicios de Atención Primaria de Urgencia) más cercano, en donde, luego de una inyección para calmar los dolores, informan a la policía que debía ser trasladado con urgencia para realizarse emámenes de rigor. Pese a ello, es llevado nuevamente a la celda, continuando con las brutales golpizas. Jhonny tenía antecedentes de problemas cardíacos previos a su detención y tras salir de este funesto lugar optó por descansar de tal horrorosa situación en su hogar, experimentando un paro cardiáco que rápidamente le quitó la vida la mañana del 31 de marzo.
La muerte de Jhonny no es un caso aislado, no es para nosotrxs una muerta accidental como muchas otras, debido que es directamente provocada por la furia que el poder desata contra aquellxs que se atreven a cuestionarlo.
Podríamos mirar este caso a corto plazo y explicarlo únicamente por al situación particular vivida en Pudahuel en septiembre del año 2007: murió un defensor de los poderosos, lo cual exigía venganza, un escarmiento potente que sirviera para inhibir cualquier otra muestra de descontento que se pudiese producir contra el poder y así acallar el grito de lucha de todo aquel que se enfrentara a este mundo de injusticia.
Ahora, si bien es cierto que la muerte del paco Vera influyó en al dotación de esa noche, no debemos olvidar que esto responde a un asunto mucho más profundo: esto devela la existencia de un conflicto vivo y latente entre explotadxs y explotadores/as. Vivimos insertos en una situación en la cual o aceptas las desventajas en las que te obligan a vivir, como por ejemplo, las continuas alzas del costo de la vida, o abres los ojos y combates de alguna manera el sistema que te explota y oprime, buscando la forma de recuperar tu vida, enfrentando toda la maquinaria que intenta resguaradar el funcionameinto de esta sociedad de autoridad a través de tu ignorancia y desapego de la realidad.
Esta situación de dominación no es un proceso pacífico: la inversión en seguridad, la enorme dotación de armas para la «seguridad interna» es una muestra visible de la dureza de la confrontación, son miles y miles de muertos a lo largo de la historia que decidieron negar la sumisión que este sistema capitalista nos quiere imponer. Jhonny fue detenido por atreverse a manifestar su desconttento, por salir, a una calle copada de fuerzas del orden, listos para aniquilar la intención de recordar a dos jóvenes asesinados por al policía de la dictadura (a la que la policía de hoy poco ha de envidiar). Jhonny fue torturado, presenció y sufrió la cobardía de quienes golpean en grupo y lo hacen por gusto y por deber.
Ese coraje, esa decisión, la recordamos este 29 de marzo. El coraje de dos jóvenes que no conocimos pero que valoramos como compañeros, y el coraje de Jhonny, quien, por luchar contra el olvido de ellos, perdió su vida.
¿Cómo podríamos acallar entonces la muerte de Jhonny?
Su muerte fue motivada por la lucha entre explotadores/as y explotadxs; es una muestra clara de las consecuencias de asumir una posición en esta realidad. No pondremos palabras en su boca, no creemos en los dividendos dentro de la sucia politiquería, simplemente buscamos que se sepa en el barrio El Estribo (donde vivía), en esta comuna, en toda esta ciudad y en todas partes que Jhonny Cariqueo Yáñez fue vilmente asesinado por la policía cuando negaba la pasividad y el silencio; nuestra intención no es exigir que la policía no golpee a quien se alza contra este orden, ya que ellxs estan para eso, nuestra intención es mantener la memoria intacta y rescatar del olvido una experiencia que nos enriquece a todxs y nos hace ser más acertibxs a la hora de luchar contra lxs poderosxs y su autoridad.
Hoy pensamos en Jhonny y su recuerdo nos lleva a la acción, nos lleva a escribir estas líneas, a parar una manifestación en las calles, a invitarlxs a una actividad donde su memoria es lo central… hoy luchamos con todas nuestras fuerzas para nunca normalizar estos hechos, no puede normalizarse la instalación de una termoeléctrica que lleva la muerte a los que cerca de ella habitan, no podemos resignarnos ante la detención de compañerxs anarquistas que hoy orgullosamente luchan arriesgando sus vidas en una huelga de hambre de más de un mes, no podemos callarnos si sube el pasaje cada día e imponen sumisión y el sapeo mutuo entre pasajerxs-rebaño…
Son múltiples motivos de molestia y lucha cotidiana, la tierra y las relaciones humanas dentro de este sistema se caen a pedazos, se deforman a cada momento y quedarnos quietxs es traicionar nuestras vidas, al planeta en el que vivimos, nuestros sentimiento e ideas, por todo esto ¡no callaremos jamás!
JHONNY CARIQUEO
¡PRESENTE!
SI UNO CAE, DIEZ SE LEVANTAN
PRESOS Y PRESAS DEL CASO BOMBAS A LA CALLE
FINA LA LEY ANTITERRORISTA.