CRÍTICA AL ANTROPOCENTRISMO

POR CADENAS INVISIBLES

El proyecto de civilización se levanta a contracara de la imagen del salvaje, posicionando un nuevo modelo de hombre moderno y renovado, con ambiciones y técnicamente calificado para efectuar la gran variedad de oficios que el nuevo orden económico mundial capitalista exige como base para consolidarse como tal. Ante esto y luego de la liberación del ser humano bajo el dominio de Dios durante la edad media, el hombre y la mujer se posicionan en un eslabón preferencial de decisión en lo que concierne a los asuntos del planeta. Comienza una nueva época en la cual el mundo comienza a girar en torno al ser humano, se le denomina Antropocentrismo, ahora ya no es Dios quien condiciona la vida de los seres de la tierra, ahora es el hombre quien domina al hombre y las demás especies de este planeta.

La visión antropocéntrica se impone, atentando contra nuestro sentido del instinto. El nuevo orden de civilización ordena nuestro cerebro y nuestras vidas a partir de los primeros años, codificando nuestras experiencias vividas bajo el filtro de la razón; restándole cualquier sincero rasgo de espontaneidad a nuestras acciones y en constante autoevaluación bajo las categorías de “lo bueno” y “lo malo”, imponiéndonos un modelo denominado “normalidad” en la cual se nos reprime cualquier conducta que no sea la adecuada para cumplir las funcionas exigidas para seguir reproduciendo el orden jerárquico de la sociedad. A los indígenas de América se les enseñaba a comportarse de acuerdo a una razón determinada, con el objetivo de volverlos totalmente vulnerables y sumisos al dominio y control español; Debían comprender las ordenes para poder obedecerlas.

Lo mismo ocurre con la educación – En el sentido genérico de la palabra – mediante ésta se nos van reproduciendo los miedos y las frustraciones del pasado, los objetivos de vida, hasta nuestros sueños, los límites y las dificultades, lo importante y lo insignificante.

De esta manera la gran mayoría de los animales humanos de la tierra se siente en una situación de superioridad frente a los animales no humanos, por lo cual muchos se permiten caer en el abuso y el maltrato hacia ellos, al igual que la tierra y los mares, son contaminados de manera brutal sin ningún tipo de miramientos debido a que prácticamente no existe en la mentalidad de muchos la consideración por nada mas que no sea su propia individualidad. El capitalismo obliga a los humanos a competir entre si, es decir posiciona a otro ser humano como el único a considerar como la otredad. Hoy en día la madre naturaleza y los animales que en ella habitamos, nos encontramos prisioneros bajo el peso de la mercancía.

La historia de la tierra ha sido regida por la absoluta influencia del ser humano, el cual ha diseñado según su modo de vida la estructura cultural de la gran mayoría de las sociedades del mundo. Considerando a las demás especies del planeta como meros objetos utilitarios disponibles a merced del hombre.

Este sometimiento es intelectualmente reforzado por teorías que se propagan como verdades incuestionables y se reproducen de generación en generación mediante la tradición oral, la educación y la cultura misma, normalizando una situación de extrema desconsideración, vejación, tortura y asesinato cotidiano.

Es esencial replantear y generar una nueva perspectiva de lucha, la cual no puede marginar de su interés la situación medioambiental, considerando a la tierra y los animales que habitamos en esta como los directos perjudicados de un modelo cultural instaurado por quienes manipulan a las masas y dictan, implícita o explícitamente como pensar y de que manera concebir la realidad.

Nos encontramos ante un nuevo tipo de enajenación, el cual mantiene a la masa de personas denominada “humanidad” mirándose constantemente el ombligo y solo pensando en si misma. El antropocentrismo es la religión moderna, la cual levanta y hace la distinción de “ser humano” con relación a las demás especies del planeta, esclavizándolas y condenándolas al encierro, la explotación y la temprana muerte en nombre el progreso humano.La construcción de la sociedad moderna divide y categoriza de manera jerárquica la participación de los seres vivos, posicionando al ser humano en primer lugar como ente productor y consumidor de mercancías. A la tierra como materia prima a la cual explotar hasta mas no poder e igualmente a los animales como mercancía ganadera, peletera o cualquier tipo de explotación existente.

La lucha por la liberación animal y de la tierra es necesaria y esencial para los que buscamos subvertir o destruir esta realidad actual. Comprendernos y reconocernos como animales oprimidos es fundamental para la creación de una nueva y necesaria perspectiva de lucha. Una lucha con la furia de la tierra y la acción constante de todxs nosotrxs.