Documental sobre las revueltas proletarias en Grecia que comenzaron en Diciembre del 2008. Con confrontaciones en las calles para recuperarlas, con expropiaciones a grandes comercios, con ocupaciones de estaciones de radio y televisión para difundir comunicados, solidaridad con los presos y difundir la auto-organización en los barrios.
Realiza una crítica práctica de la totalidad de lo que nos oprime: el Estado con su policía, la economía con sus mercancías, el trabajo asalariado y el ocio alienado, el urbanismo y sus sofocantes ciudades…
El sábado 6 de Diciembre de 2008, en medio de las incipientes protestas en Grecia, un policía ha asesinado de un certero disparo en el corazón a Alex, manifestante de 15 años… El policía “solo” fue el que apretó el gatillo, ya que la vida se la han arrebatado los gobernantes nucleados en el Estado con su policía, y los capitalistas con esta infamia de mundo que han creado. Esto muy bien lo han comprendido los revoltosos en Grecia, que han sentido profundamente el dolor por la muerte de ese joven proletario. Pero tambien han sentido el dolor causado por esta vida que se nos presenta como una imagen que no puede ser modificada, una humillante travesía por un laberinto de espejos con un muro de ladrillos como puerta de salida.
Sin embargo, aún cabe preguntarse… ¿Por qué reaccionar frente estos hechos, algo que está sucediendo a tantos kilómetros de donde intentamos vivir? Porque los explotados y oprimidos no tenemos patria: el patriotismo sirve a la clase dominante para ocultar el antagonismo social en el que vivimos, es la excusa para separarnos como dominados, para que no logremos una identidad de clase. Porque nosotros fuimos, somos y seremos quienes atentan contra esta forma de no-vida.
Por esto, nos solidarizamos con las personas que llevan adelante las revueltas en Grecia afirmando la vida, destruyendo lo que les destruye (y lo que nos destruye). Recuperando los alimentos hechos por nuestros hermanos, tomando las universidades para reunirse, enfrentándose a la policía, recuperando las calles, actuando fuera y contra partidos o sindicatos, mostrándonos que la verdadera organización es desde abajo.
“Trabajadores, desocupados, estudiantes, encapuchados” categorizan los medios de información burgueses, para aislar y dividir: ¡¡Proletarios todos!! Decimos nosotros.
En consecuencia, luchemos y organicémonos contra “nuestra” propia burguesía en “nuestra” propia región, reconociéndonos como la clase de los explotados y dominados, con la rabiosa intención de dejar de serlo.
Alexandros Grigoropoulos y todos los caídos rebeldes siguen vivos en la lucha social.
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