Durante los primeros años del siglo pasado, la clase política se mantuvo expectante frente a las expresiones reivindicativas del movimiento obrero en desarrollo. Si bien, los métodos de lucha siempre se habían enmarcado en la lógica de la huelga, el boicot, y la propaganda, el fantasma del atentado explosivo y del denominado terrorismo individual estaba latente en el imaginario colectivo de la elite criolla chilena. Dado que en el seno de las organizaciones libertarias los ataque dirigidos y atentados individuales nunca representaron una práctica muy frecuente, a la clase dirigente no le quedo más remedio que montar escenarios ficticios para acusar a los anarquistas bajo los calificativos de agitadores, antipatriotas y subversivos. La propaganda por los hechos en Chile estuvo mucho más presente en el papel de la prensa ácrata que en los hechos mismos.
También te puede interesar
Primer folleto, «Pràxedis G. Guerrero en la revolución mejicana», de «Ediciones RadioAzione.» Folleto realizado gracias a la colaboración del compañero Marco Camenisch […]
No, no es por un crimen por lo que nos condenan a muerte, es por lo que aquí se ha dicho en […]
Compañeros y Compañeras una vez más queremos compartir con ustedes un nuevo numero de la Revista Anarquista Kiebre, en esta ocación hemos aumentado […]
Con algo de atraso, pero con las mismas ganas de siempre sale una nueva edición de El Surco, propaganda anarquista desde la […]