El personalísimo estilo del pintor sevillano se empezó a fraguar en las páginas de la revista anarquista Páginas libres. A la vez que se empezaba a relacionar políticamente con los anarquistas, lo hacía con las vanguardias artísticas de la época, contrastando fuertemente con las corrientes artísticas de la conservadora Sevilla del momento. Esto explica que su primera exposición en el Cafe Kursaal fuera acogida con indiferencia y rechazo. Expuso en esta ocasión obras en un estilo cubista y futurista sobre el paisaje social andaluz y la danza gitana. Pasó más tarde al Ateneo de Madrid y a la galería Dalmau de Barcelona, donde contó con una mucho mejor acogida.
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