“Es hora de actuar, en la cotidianeidad con nuestros afines, por la destrucción de la sociedad carcelaria y de cualquier intento social de reformar este asqueroso sistema de muerte. La solidaridad no debe jamás ser una consigna vacía, sino una acción cotidiana de enfrentamiento con el poder y un apoyo constante a lxs hermanxs secuestradxs en esta guerra a muerte.”
Mauricio Morales.
La Okupación “La Idea” recibe la desagradable visita forzosa de la policía de investigaciones, su hogar fue destruido y los compañerxs detenidos.
Los conducen a un cuartel a prestar declaración sobre sus vínculos con Mauri. Buscan deseosos algún material explosivo, hurtan de la casa lo mismo que se han llevado de otros allanamientos, ropa, bicicletas, balones de gas, herramientas, etc.
Al no obtener algún indicio que los inculpara con alguna detonación explosiva y teniendo encima la presión ministerial por apresar a lxs implicadxs, ingresan pólvora a la casa. Esta es ubicada estratégicamente en la pieza del compañero Cristian Cancino, quien trabajaba en dependencias mineras.
El cuadro era perfecto, presentarían a la prensa a un inculpado de lujo, que no daría lugar a dudas, mostrarían eficiencia. Precisamente en un caso donde los únicos antecedentes que tienen están dados a partir del soplonaje de Gustavo Fuentes, el supuesto anarquista que intentó asesinar a su pareja ( hecho que generó allanamientos a diversas okupaciones el 31 de diciembre pasado) y evidentemente del terrible accidente que les entrega una identidad, la de nuestro hermano Mauri. Eso es todo lo que tienen, por eso la desesperación. Aquí no hay pericia, solo soplonaje, invención y un accidente mortal.
El mismo día 22 los compañeros de La Idea pueden retornar a su hogar, sin existir orden de captura para nadie. Pero todo cambia con el paso de los días, Cristian es detenido y acusado de tenencia de material explosivo.
Tras una breve liberación es nuevamente detenido y esta vez re formalizado bajo la Ley Antiterrorista, acusándolo de suministrar pólvora para un atentado.
Por fin tienen un trofeo que mostrar a todos, con él se ensañarán y desquitarán la vergüenza que estar recibiendo tantos ataques por parte de desafiantes compañerxs antiautoritarios. Con la aplicación de esta ley, que en términos concretos redobla todas las penas, el panorama para nuestro compañero Cristian es bastante desolador.
En paralelo a ello, a lxs tres compañerxs argentinxs que vivían en la okupación, se les tramita la expulsión del país, esto enmarcado en una estrategia represiva, que busca generar miedo y desarticular la solidaridad.
Trascurren algunas semanas y la vida de muchxs vuelve a su cauce “normal”, otrxs mientras tanto pagamos a diario el costo de plantearse en guerra constante, que no conoce de treguas, feriados, licencias médicas ni relajos. El cuerpo pesa y el dolor se va fundiendo con cada uno de nuestros actos, se cumple un mes sin nuestro hermano y el olvido comienza a llevarse a Mauri hacia sus lejanas tierras. Desde la indiferencia observan el desfile de imágenes por tv, se construye y levanta una cómoda posición, se opta por la pasividad, porque si, siempre es una opción.
La memoria activa es una acción, es solidaridad que se traduce en todo lo que nuestra imaginación sea capaz de concretar, los límites solo los fija unx, viven dentro de nosotros. Cada gesto por pequeño que parezca adquiere una importancia primordial en momentos donde la muerte corta el tiempo en miles de pequeños pedazos.
El recuerdo de nuestro compañero, de su acción y coraje no puede quedar en el terreno de la intimidad, en donde podemos llorar o reír con cada uno de sus momentos, caer en eso es dejar a Mauri solo para nosotros, sin lograr que trascienda. Aquí es donde la propaganda juega un papel vital, logra darle proyección a un tema que está quedando solo en la memoria de quienes fueron sus cercanos.
Comienza a instalarse el miedo como policía interior, recordarlo parece en sí mismo un acto de transgresión, en un contexto donde Mauri parece no haber existido nunca, se cae en el pánico de hablar de él, de hacer algo en su nombre o memoria.
El desafío para nosotrxs pasa por romper el miedo, el silencio y la pasividad, recordarlo mediante propaganda en cada una de sus formas y posibilidades. Esto no es otra cosa que un tema de moral, de lealtad y honor hacia nuestra posición de combate y hacia Mauri mismo.
El miércoles 24 de junio y tras la delación por parte de la madre de Diego Ríos, el domicilio de éste es allanado por distintos departamentos de carabineros, de su interior es sacado un bolso con supuesto material para la fabricación de explosivos. A raíz de este hecho se abre una nueva arista de la investigación, aparecen nuevos actores dentro del organigrama de la policía, el mismo donde los okupas encabezan la lista de sospechosos.
A las pocas horas es allanado el C.S.A. y Biblioteca Libertaria Jhonny Cariqueo, cuyo espacio era frecuentado por Diego. Lo buscan a él y retienen en su interior a tres compañeras, intentan amedrentarlas para que presten declaración, algún dato que implique a Diego o que aporte a su captura. Al no obtener colaboración alguna y luego de tres horas de hostigamiento (que como en todos los casos se tradujo en destrucción, hurto de ropas, bicicletas, etc) se retiran del lugar con todo el arsenal y el show que tenían preparado por si encontraban a Diego.
La colaboración por parte de la madre de Diego es un antecedente trágico, que trae a la memoria cientos de casos ocurridos en distintos lugares del mundo en donde parejas o familiares son finalmente quienes encarcelan a lxs que se levantan contra el orden existente.
En este actual escenario, donde a cada espacio le pesa la ausencia de sus compañerxs, urge estar a la altura de las circunstancias, cambiando la perspectiva de movilizarse solo por razones sentimentales, sin asumir que los golpes no son personalizados, las embestidas son a una idea, a la semilla de una idea insurreccional.
Al poder no le interesan las particularidades de cada una de las vidas que hoy viven materialmente la represión, sobre lo que debemos reflexionar es que a través de ellxs buscan golpearnos a todxs quienes nos jugamos la vida en esto, a los que le damos sentido real a la hermosa frase de insurrección permanente.
Se busca la aniquilación de una idea, persiguen que tras nuestro encarcelamiento, muerte o fuga no haya nadie capaz de levantar un principio guerra contra lo existente, de ataque al poder en todas sus formas.
No queremos caer en la enumeración interminable de la arremetida represiva, porque lo que debe entenderse es que no estamos en presencia de hechos aislados o sin coordinación, muy por el contrario, cada uno está enlazado al otro, son parte del mismo tablero de ajedrez. Cada movida de pieza genera consecuencias para todxs nosotrxs y aquí nuestra nula capacidad de responder a la altura de la guerra, a lo único que contribuye es a detener el avance de la insurrección.
Tú pasividad aplaude con su acción cada jugada del enemigo, lo hace grande, cuando gigantes debemos volvernos nosotrxs, para soportar este momento, para resistirlo, atacarlo y vencer.
Hace algunas semanas escribimos que en esta guerra nos haríamos grandes o moriríamos en ello, pero que ni siquiera la muerte apagaría nuestra llama, porque el fuego se contagia y se expande, eso creemos debe ocurrir ahora, debe expandirse, superar los límites ficticios del tiempo y la geografía.
Abrazando con cada acción solidaria a nuestro compañero Mauri que se funde con las fuerzas de la naturaleza salvaje, a Cristian en poder de las garras de la represión y a Diego en su insurrecta fuga.
Que los sentimientos de afecto y amor potencien nuestra lucha solo depende de nosotrxs. La guerra se está viviendo en este instante, no vendrá un lejano momento de conflicto, el conflicto es ahora, en este territorio, aún cuando no medie un principio de masividad, lo que prima es la cualidad del ataque.
El miedo desarticula y empantana, no genera avance y por el contrario resta, tanto apoyo concreto, como guerrerxs en pie desafiante. Para que tú sientas la urgencia de la vida, de la toma de posiciones no podemos hacer mucho, más que exponer nuestra vivencia, la acción concreta solo pasa por ti, tu moral, convicción e imaginación.
“Para aquellos que se rebelen aplicaran medidas ejemplificadoras, fomentando el miedo y anulando a aquellos que deseen subvertir el orden, se crea entonces una prisión fuera de los muros de las cárceles, una cárcel dentro de las propias conciencias, donde las rejas y candados son los miedos con que nos alimentan diariamente.”-Mauri-
Que el fuego de la revuelta brille en los ojos de Mauri, Crisitan y Diego.
Ánimo compañerxs, nosotrxs seguimos sin claudicar… vuela libre, donde quiera que estés…
Julio. 2009 Santiago, Chile.